"Hace varios años me metí en un running team y empezó mi locura: corría 15, 21, 42, 50 y hasta 100 kilómetros en las Montañas Rocallosas en Estados Unidos. Un día mi marido me dijo 'o parás o me voy de casa', fue un viernes cuando volví de correr cuatro horas seguidas", cuenta Fabiana Hasbani (52), abogada, mamá de 4 mujeres y hoy personal trainer y profesora de running.
Y sigue: "En ese momento corrí una carrera muy extrema que fue una cacería humana, con tormenta de nieve y gente hipotérmica. Ese día entendí que tenía que buscar un equilibrio. Yo quería entrenar, energizarme, pero no poner en riesgo mi vida. Salí entonces del grupo y busqué otros entrenadores".
Lo que necesitaba era un grupo en el que correr fuera un disfrute y no una presión, en donde ella –en todo caso– compitiera con sus propios límites y no contra reloj. Fabiana cuenta que empezó a correr cuando tenía 20 años y el running no era lo que es hoy.
Como lo que ella buscaba no existía lo inventó, y así nació Empower Run Girls, grupos de mujeres a las que les gusta correr sin competir; quieren mejorar, pero por su bienestar y no para ser mejores que otras; necesitan despejar sus cabezas, liberarse por un rato de sus obligaciones cotidianas y sentirse parte de un grupo heterogéneo en el que todas buscan lo mismo: pasarla bien. "Sólo disfrutando se puede sostener algo en el tiempo", sentencia Hasbani.
Así es como cada vez más mujeres se juntan una, dos o tres veces por semana en el barrio de Palermo a entrenar y correr durante una hora. Ninguna clase es igual a otra y los recorridos van cambiando. "Lo que generé es lo que me faltó a mí años atrás", dice, y agrega: "Se puede llegar al mismo lugar por otro camino, sin presión. ¡Con constancia, perseverancia y buena onda también se logra!"
Correr por correr. Por el Lic. Luciano Dayan,especializado en Psicología del Deporte.
Lo innovador de esta propuesta es enfocarse en el correr por correr, lo que da la posibilidad de conectarse con uno mismo desde una posición infrecuente, ya que vivimos en una vorágine de plazos y logros, y por lo tanto esto resulta aliviador. No ponerse metas externas y escaparle a la lógica de la competencia permite un estado de relajación que maximiza las posibilidades que uno tiene. Por eso la autoestima sube al poder observar con claridad lo que podemos hacer.
Correr ayuda a controlar la ansiedad, a mejorar la concentración, a mantener un estado de ánimo más equilibrado, facilita el descanso nocturno, se regeneran y oxigenan las células, ayuda a mantener un peso equilibrado, favorece el control de enfermedades como la hipertensión y la diabetes, facilita la actividad cardíaca y mejora la coordinación física, pero hacerlo de este modo permite además sentir el cuerpo de una manera novedosa.
Realizarlo en grupo propicia el autoconocimiento, podemos ver nuestras limitaciones y a la vez nuestras fortalezas para socializar y se pueden generar vínculos entre personas que de por sí no necesariamente se relacionarían.
"Si yo pude, puede cualquiera". María Calatayud tiene 44 años, es periodista, está en pareja y tiene una hija de 4 años, Jazmín. En mayo arrancó a correr con el grupo y aunque asegura que antes "no corría ni hasta la esquina" ya participó de una carrera. "Empecé a seguir la cuenta de Instagram de Fabiana (@empowerun.girls), miraba y decía 'estas mujeres son como yo, tienen mi misma edad, mi mismo estado físico', hasta que un día le escribí y le conté a Fabiana que me costaba correr. Fui al día siguiente y empecé, con miedo a no lograr lo que hacían las chicas que ya entrenaban, pero pude. Si yo pude, puede cualquiera. La cuestión es mentalizarse y activar".
"Me hace bien, es terapéutico". Eugenia Cabrales tiene 37 años, es productora audiovisual en una agencia de publicidad y empezó a entrenar en octubre del año pasado. Fue la primera alumna de Fabiana. "Empecé corriendo vueltas manzanas, una cuadra sí, una cuadra no. Para mí es cumplir un sueño porque por una lesión en la rodilla me decían que esto no era para mí, pero gracias a la paciencia de Fabiana pude hacerlo", cuenta ella que ya corre 15 kilómetros sin importarle el frío, la lluvia o teniendo que despertarse antes del amanecer en invierno para llegar a tiempo a la clase. "Es tan bueno lo que pasa en el grupo que salís con una felicidad tremenda. No lo padecés y la sensación de haber dado lo mejor es sensacional".
"Era cantado que iba a dejar, pero no". María Poullier tiene 34 años. "Empecé hace un año y pico, cuando mi hijo tenía un año y diez meses. Averiguando, encontré al grupo y acá estoy", cuenta María que es gerente de Recursos Humanos, y sumó a "dos mamis del jardín" a la aventura de aprender a correr. Agrega: "Empecé en invierno, era cantado que iba a dejar, incluso mi marido me decía que no me comprara ropa especial y ahora cada vez que viaja por trabajo me pregunta si quiero algo de ropa para running", se ríe la mamá de Pedro.
Textos Carolina Koruk (mcarolina_k@hotmail.com) / Fotos Alejandro Carra
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