En la cultura popular, el consumo de bebidas alcohólicas está ligado a la fiesta y la convivencia. No obstante, su consumo también se extiende una parte importante a la hora de comer: la digestión. Entre las opciones más comunes en nuestro país, la cerveza y el tequila se destacan como dos de las bebidas más consumidas, pero ¿cuál de las dos es realmente más beneficiosa para el proceso digestivo?
Aunque ambos son productos alcohólicos, su composición y efectos sobre el sistema digestivo son muy distintos. La cerveza, en sus diversas variantes, ha sido históricamente considerada una bebida con ciertas propiedades que podrían favorecer la digestión. Esto se debe, en parte, a su contenido de fibra, especialmente en aquellas cervezas artesanales o menos procesadas. La fibra, que proviene de la cebada, contribuye a mejorar el tránsito intestinal, lo que puede ser útil para quienes sufren de estreñimiento o problemas digestivos leves.
El alcohol presente en la cerveza también tiene un efecto estimulante sobre la producción de jugos gástricos, lo cual podría facilitar la digestión de alimentos más pesados o grasos. Sin embargo, su consumo debe ser moderado, ya que el exceso de alcohol puede causar irritación en el estómago y empeorar problemas digestivos, como la acidez o la gastritis.
Por otro lado, el tequila, una bebida destilada del agave, tiene una reputación algo diferente en el ámbito digestivo. Si bien es cierto que algunas personas lo consumen como un “digestivo”, es decir, después de una comida, la ciencia no ha encontrado evidencia sólida que respalde esta creencia. El tequila, al ser un destilado de alta graduación alcohólica, puede tener un efecto irritante en el sistema digestivo si se consume en grandes cantidades, ya que puede incrementar la acidez estomacal y generar malestares como la indigestión o la inflamación gástrica.
A pesar de esto, algunas investigaciones sugieren que los compuestos naturales presentes en el agave, como los fructanos y otras sustancias bioactivas, podrían tener propiedades que ayuden a la digestión en cantidades pequeñas. De hecho, el tequila es más reconocido por sus propiedades relajantes, que por sus beneficios digestivos directos.
En términos generales, si se busca una opción que favorezca ligeramente la digestión, la cerveza podría ser la opción más adecuada, especialmente si se elige una cerveza artesanal o menos procesada. Sus componentes como la fibra y los probióticos, sumados a su capacidad para estimular los jugos gástricos, pueden contribuir de forma moderada a una digestión más eficiente.
Sin embargo, el consumo responsable es clave en ambos casos. El exceso de alcohol, independientemente de la bebida, puede tener efectos perjudiciales sobre el sistema digestivo y a la salud en general.