La salmonella es un tipo de bacteria que causa una infección conocida como salmonelosis, que afecta principalmente al sistema digestivo de humanos y animales.
Esta bacteria vive en los intestinos de animales y humanos y se expulsa a través de las heces. Los brotes de infección suelen estar asociados con el consumo de alimentos contaminados, como huevos, carne de ave, carne cruda, frutas y verduras que no han sido lavadas o manipuladas adecuadamente.
La infección ocurre cuando las personas ingieren alimentos o agua contaminados con la bacteria, que puede multiplicarse en el sistema digestivo y causar síntomas como diarrea, fiebre, dolor abdominal, vómitos y malestar general.
Estos síntomas suelen aparecer entre 6 y 72 horas después de la exposición y pueden durar de 4 a 7 días.
Aunque en la mayoría de los casos la infección se debe atender un tratamiento específico, en ciertos grupos de personas, como los niños pequeños, los ancianos y aquellos con sistemas inmunitarios debilitados, la salmonelosis puede ser grave e incluso mortal.
¿Qué provoca la enfermedad?
La causa más común de la salmonella es el consumo de alimentos crudos o mal cocidos. Los huevos y los productos de huevo representan un riesgo significativo, ya que la bacteria puede estar presente en la cáscara o en el interior del huevo.
Asimismo, la carne de aves y otros productos de origen animal pueden estar contaminados. La falta de higiene en la manipulación de alimentos también juega un papel importante en la transmisión de la bacteria, ya que, por ejemplo, el uso de utensilios contaminados o la manipulación de alimentos crudos y cocidos sin lavarse las manos puede propagarla.
La prevención de la salmonelosis es clave para evitar el contagio. Algunas medidas preventivas incluyen cocinar bien los alimentos, especialmente la carne y los huevos, lavar frutas y verduras antes de consumirlas, evitar el consumo de productos lácteos sin pasteurizar y asegurarse de que el agua sea potable. La higiene personal, como el lavado frecuente de manos, es también fundamental para evitar la transmisión de la bacteria.
¿Cómo tratarla?
Es fundamental mantener una buena hidratación, ya que la diarrea y los vómitos pueden causar una pérdida significativa de líquidos y electrolitos. Descansar es importante para permitir que el sistema inmunológico combata la infección de manera efectiva.
Los antibióticos ya sea por pastillas o en inyecciones solo se utilizan en casos graves o en personas de alto riesgo, como niños pequeños, adultos mayores, personas con sistemas inmunitarios debilitados, y personas con enfermedades crónicas, y dependerá del especialista las dosis que se requiera administrar y el tiempo.
Es importante evitar los medicamentos antidiarreicos sin la recomendación médica, ya que pueden empeorar la condición al retener la bacteria en el intestino.