Cherán: el pueblo michoacano que defiende sus tierras del cultivo de aguacate

Michoacán, el estado mexicano, es el lugar en el que se cultivan cuatro de cada cinco aguacates consumidos en los Estados Unidos. Es la region productora de aguacate más importante a nivel mundial y representa casi un tercio del suministro mundial.

La competencia por el control del aguacate y de los recursos necesarios para producirlo se ha vuelto más violenta en los últimos años. A menudo, a mano de los cárteles. Hace unos años, 19 personas fueron encontradas colgadas de un paso elevado, amontonadas en un puente peatonal o arrojadas a la orilla de la carretera, desnudos y desmembrados.

Algunos expertos creen que el enfrentamiento entre cárteles en la zona es debido al comercio multimillonario del aguacate.

Pero en el municipio de Cherán no se registró tal violencia. Tampoco hay aguacate. Y es que hace trece años, los habitantes de dicho pueblo impidieron que funcionarios corruptos y un cártel local talaran ilegalmente bosques nativos para dar paso a la cosecha. Un grupo de habitantes tomaron como rehénes a madereros mientras otros incendiaban sus camiones. La gente del pueblo expulsó a la policía y al gobierno local, canceló las elecciones y cerró toda la zona. Meses después, Cherán reabrió sus puertas con un aparato estatal totalmente nuevo. Se prohibieron los partidos políticos y se eligió un consejo de gobierno. También se emprendió una campaña de reforestación para reponer las colinas áridas, se creó una fuerza militar para proteger los árboles y el suministro de agua y se crearon algunos de los programas de filtración y reciclaje de agua más avanzados del país, y el aguacate fue prohibido.

Cherán solicitó la independencia del estado, citando a la Constitución mexicana, que garantiza a las comunidades indígenas el derecho a la atutonomía.

En 2014, los tribunales reconocieron al municipio, que ahora recibe millones de de dólares al año en financiamiento estatal. Sin embargo, las amenazas ambientales que plantea el aguacate se han vuelto más apremiantes desde entonces.

En Estados Unidos el consumo de la fruta se ha duplicado, mientras que la producción nacional, en su mayor parte confinada a los rincones del cenro y sur de California, afectados severamente por la sequía, ha comenzado a colapsar. Los aumentos de costos han alentado una mayor expansión en México, atrayendo a empresas emergentes que en ocasiones están respaldadas por cárteles, cuyos miembros talan campos y queman árboles nativos para dar paso a nuevas y lucrativas arboledas. Algunos terratenientes y empresas se han vuelto muy ricos con el negocio.

El aguacate se ha cultivado y consumido en México desde hace siglos. El glifo que representa el mes 14 del calendario maya, presenta la fruta. Los nobles aztecas lo recibían seguido como tributo. La Sociedad del Aguacate de California, un colectivo fundado por productores, desplegó múltiples misiones de investigación a Michoacán en los años 70, donde los enviados tomaron nota cuidadosa de la abundante agua de la región. La única preocupación de los los productores locales de aguacate era cómo “desviar el agua hacia canales en su propiedad y llevarla a los árboles”. En ese momento, las importaciones de aguacate fresco de México a EEUU estaban prohibidas por una regulación federal, establecida en 1914 para proteger a los agricultores de California

Cherán, Michoacán, se ha convertido en un caso notable de resistencia ambiental y autonomía indígena frente a la poderosa industria del aguacate. En una región donde los cárteles y el cultivo del aguacate a gran escala han generado violencia y afectado gravemente los recursos naturales, Cherán ha logrado prohibir el aguacate y proteger sus bosques gracias a la revolución local iniciada hace trece años.

En Cherán, pueden encontrarse con obstáculos desde el inicio. Para llegar ahí desde las tierras altas de Michoacán, hay que atravesar un trayecto con pinares, cultivos de maíz y frambuesas, y numerosos árboles de aguacate, que ahora dominan el paisaje.

Su revolución llevó a la reforestación de miles de hectáreas y a la creación de programas avanzados de filtración y reciclaje de agua, convirtiéndose en un ejemplo de autogobierno y sostenibilidad.

En contraste, otras comunidades cercanas, como Arantepacua y Yoricostio, enfrentan desafíos similares con sus recursos hídricos y presiones de la industria del aguacate, pero aún luchan por implementar soluciones sostenibles y evitan conflictos internos y externos. María Elena Soria Morales de Arantepacua destacó la necesidad de seguir el ejemplo de Cherán para detener la explotación de sus recursos naturales.

En Michoacán, la expansión de los huertos de aguacate continúa afectando gravemente el medio ambiente. La deforestación, la contaminación del agua y los conflictos por los recursos reflejan las tensiones entre el desarrollo agrícola y la sostenibilidad ambiental. En Yoricostio, los agricultores como Ernesto y Noemí Mondragón intentan equilibrar sus lucrativas cosechas de aguacate con prácticas más sostenibles, a pesar de la creciente escasez de agua y las presiones de la expansión agrícola.

Mientras tanto, la autonomía de Cherán sigue siendo crucial en la defensa de sus recursos naturales, sirviendo de inspiración a otras comunidades que buscan proteger su tierra y agua. La estrategia comunitaria de la reforestación, la restricción del cultivo del aguacate y un sistema de gobierno autónomo brindan un ejemplo de cómo las comunidades pueden resistir ante las amenazas medioambientales y económicas.