En México, la hipertensión arterial afecta a más de 30 millones de personas, y es la principal causa de muertes y discapacidad por eventos cardiovasculares, sin embargo el peligro de este padecimiento es que no se siente, y puede causar daño a diversos órganos del cuerpo. Es por eso que el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) advierte sobre esta enfermedad, en el marco del Día Mundial de la Hipertensión.
A través de un comunicado, el ISSSTE enfatizó este viernes que la hipertensión afecta a 30 por ciento de la población, y se estima que la mitad de quienes la padecen caminan por la calle sin saberse hipertensas y sin diagnóstico.
“Los especialistas la conocemos como la asesina silenciosa, porque la hipertensión arterial sistémica (HAS) puede durar muchos años sin generar síntomas y mientras tanto repercutir en órganos como el corazón, el cerebro, los riñones, los ojos y en el aumento de eventos cardiovasculares adversos como infartos cerebrales y del corazón” indicó el encargado de la sala de hemodinámica y del Servicio de Cardiología Intervencionista del Hospital General Tacuba.
Este padecimiento incrementa el porcentaje de pacientes con insuficiencia renal y los casos de retinopatía hipertensiva y daño visual, por lo que esta entidad centra sus esfuerzos en detectarla y tratarla de manera temprana, así como en identificar y evitar complicaciones a largo plazo para brindar mejor calidad de vida a sus derechohabientes.
Esta enfermedad crónica es de causa multifactorial; entre los predisponentes para desarrollar hipertensión arterial destacan: la edad, alrededor de la quinta década de la vida el riesgo aumenta; el estilo de vida: sedentarismo, malos hábitos dietéticos, alta ingesta de grasas y, en algunas personas, consumir sal en exceso. Además, se ha relacionado con el desarrollo simultáneo de otras comorbilidades como la diabetes mellitus, dislipidemia y tabaquismo.
Para prevenir complicaciones con esta condición, los expertos recomiendan llevar una vida saludable, consumir una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y productos lácteos bajos en grasa, así como reducir la ingesta de sal y limitar el consumo de alimentos procesados y altos en grasas saturadas; realizar al menos 150 minutos de actividad física aeróbica moderada o 75 minutos de actividad vigorosa cada semana. Actividades como caminar, correr, nadar y andar en bicicleta son recomendables. También se recomienda reducir el consumo de tabaco y bebidas alcohólicas.
Puntualmente, los médicos recomiendan que toda persona mayor de 40 años debe acudir a chequeo médico anual y realizarse periódicamente la medición de la presión arterial.