El higo es un fruto reconocido por su dulzura y textura única, además es una fuente rica en nutrientes importantes para la salud. Los higos provienen de un frondoso árbol llamado higuera (Ficus carica), que es una de las plantas más antiguas cultivadas por el ser humano.
Los higos están cargados de fibras, vitaminas como la A, B6 y K, además de minerales como potasio, magnesio, zinc, cobre, manganeso y hierro. También son ricos en antioxidantes y polifenoles. Por ello, incluirlos en la alimentación puede ofrecer beneficios para el organismo, tales como mejorar la digestión, ayudar en el control del peso y reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
Pero uno de los beneficios poco conocidos de este delicado fruto, es su alto contenido de calcio, un mineral esencial para el mantenimiento de huesos y dientes fuertes, así como para la función adecuada de los nervios y los músculos.
Comparado con otras frutas, el higo destaca ya que es especialmente útil para personas que no consumen productos lácteos u otros alimentos ricos en este nutriente.
En términos de cantidad, los higos secos contienen más calcio que los frescos debido a la concentración de nutrientes que resulta del proceso de secado. Se estima que 100 gramos de higos secos pueden aportar entre 162 mg a 241 mg de calcio, lo cual representa una porción significativa del requerimiento diario recomendado para adultos, que se sitúa alrededor de 1000 mg.
Por otro lado, la misma cantidad de higos frescos aportaría mucho menos calcio, aproximadamente 35 mg.
Su consumo puede ser una forma deliciosa y saludable de contribuir a la ingesta diaria de calcio, especialmente para aquellos que necesitan aumentar su consumo de este mineral por razones de salud. Sin embargo, para alcanzar los requerimientos diarios de calcio, es importante incluir en la dieta otros alimentos junto con los higos para mantener una comida equilibrada y variada.