El uso indiscriminado y prolongado de antibióticos es la causante de la eliminación de la flora intestinal, lo que provoca la reproducción de una ofensiva bacteria en el organismo.
Consecuencias de la automedicación
Todos, sin excepción, tenemos Clostridium Difficile en nuestra flora intestinal, un caldo de bacterias y parásitos en nuestro organismo que la mantienen bajo control, pero “los antibióticos matan a las defensoras y la Clostridium se fortalece y florece propiciando síntomas como diarreas e infecciones severas”.
Dichos cambios en el microambiente del intestino generan la ocasión perfecta para un implante de microbiota fecal, señaló el gastroenterólogo y endoscopista Ángel Mario Zarate Guzmán.
La aplicación más precisa ocurre en personas que padecen Colitis Pseudomembranosa, Intestino Irritable, Colitis Ulcerativa Crónica Inespecífica (CUCI) o Enfermedad de Crohn que tienen como particularidad la Clostridium Difficile, una agresiva bacteria que se desarrolla por automedicación indiscriminada y tratamientos agresivos y prolongados con antibióticos, indicó el especialista.
El uso excesivo de antibióticos provoca la eliminación de la flora intestinal, dicho microorganismo genera resistencia a la deshidratación, químicos (medicamentos) y temperaturas extremas; se origina en el sistema digestivo y posteriormente se aloja en el colon.
Trasplante, el último recurso
Zarate Guzmán es uno de los principales impulsores y defensores de los implantes de microbiota fecal, técnica que consiste en “trasplantar la flora normal de alguien sano a alguien que padece alteraciones en el tracto digestivo”.
Para realizar el implante de microbiota se requiere una selección de donantes que pueden ser familiares directos o personas ajenas, los cuales son sometidos a estudios clínicos estrictos para descartar infecciones o ser portadores de VIH, hepatitis, herpes, Síndrome de Intestino Irritable (Colitis Nerviosa) -ya que puede transmitirse-, y tampoco haber consumido, por lo menos dos meses antes, ningún antiparasitario o antibiótico.
La técnica no puede aplicarse en personas que padecen cáncer de colon. Se aplica a pacientes en una situación delicada o en grave estado de salud debido al bacilo, el último recurso para quienes es necesario retirar quirúrgicamente fragmentos del colon.
¿En qué consiste?
La materia fecal es obtenida a través del departamento de microbiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en donde se procesa y se prepara la materia prima, libre de olor, para su posterior uso vía sonda nasogástrica, por enema o vía ora mediante cápsulas procesadas.
El periodo de recuperación de quienes acceden a este método es de tres a cinco días, en los cuales se requiere el consumo de probióticos (bacterias muertas). Se trata de un proceso efectivo, aseguró el especialista; “sólo en algunos casos es necesario hacer una segunda aplicación, dependerá del estado clínico y recuperación del paciente”.
Fiebre y dolor abdominal tolerables son los únicos efectos secundarios de los pacientes. Es preciso destacar que la adquisición de heces fecales debidamente procesadas tiene un costo de recuperación -establecido por la UNAM-, sin llegar a lo exorbitante, aproximadamente 20 mil pesos.
México está a la vanguardia en su aplicación, pero es un tratamiento de actualidad mundial desaprovechado en nuestro país, cuya tasa de curación puede llegar al 95 por ciento de recuperación; su costo es irrisorio en contraste con los altos costos de hospitalización, procedimientos quirúrgicos o días de estancia en terapia intensiva.
El especialista refiere que la ignorancia en la comunidad médica por conservadurismo y la creencia de que implica costo excesivos son aspectos que impiden su divulgación y aplicación en las unidades médicas del sector público, “hacer uso de esta y otras técnicas vanguardistas, podrían generar ahorros significativos, aplicarlas es más barato que cualquier estancia hospitalaria o proceso quirúrgico”.