Para la dietista, nutricionista y mentora de salud española Carla Zaplana, el cuerpo, que ella llama “disfraz” o “carcasa”, es “un reflejo directo de cómo están nuestras emociones y de las cargas que arrastramos a lo largo de nuestra vida”. Pero también sabe que no son solo las emociones -el estrés, el acelerado ritmo actual de vida- las que afectan al cuerpo. La forma en la que nos alimentamos, los malos hábitos e incluso la contaminación del ambiente también influyen de manera directa en la salud y el desempeño físico y mental.
“Aunque nuestro cuerpo funciona de una manera holística y perfectamente coordinada, a veces es importante prestar atención al estado de ciertos órganos que tienen un papel fundamental en nuestro bienestar. ¿Sabías que el hígado toma parte activa en más de quinientas funciones vitales del cuerpo y que es el principal responsable de la eliminación de toxinas y residuos de nuestro organismo? ¿Sabías que la ira, el enfado y el rencor se guardan precisamente en el hígado y que cuando estas emociones no están bien gestionadas, acaban deteriorando este órgano tan importante?”, escribe Zaplana al comienzo de su nuevo libro, Depuración hepática.
Publicado por editorial Diana, Depuración hepática tiene un pie en la medicina moderna y otro en aquellas conocidas como “alternativas” o “ancestrales”, como la ayurveda o las distintas técnicas nativas y tradicionales que aprendió en los más de cuarenta países que visitó. Aunque insiste en consultar con profesionales de la salud ante cualquier duda o problema, Carla Zaplana ofrece una guía completa para aprender a escuchar tu propio cuerpo y brindarle lo necesario para su correcto funcionamiento. Como explica hacia el final de su libro: “Antes de decir que alguien es ansioso o está estresado, ¿no sería más correcto decir que esa persona está intoxicada? Antes de medicarse, ¿no sería mejor desintoxicarse?”.
“Depuración hepática” (fragmento)
La importancia de depurar el cuerpo
Las toxinas son sustancias que tienen efectos nocivos en nuestro organismo. Un cuerpo sano procesa las toxinas a través de la piel, los pulmones, el hígado y los riñones, y las elimina a través del sudor, el aliento, la orina y las heces. Una nutrición y unos hábitos inadecuados pueden hacer que se acumulen toxinas en nuestro organismo y crear un ambiente favorable para la aparición de enfermedades.
Cada día nuestro cuerpo recibe toxinas provenientes del aire, del agua, de los productos de limpieza del hogar y de higiene personal... Y especialmente de los alimentos que consumimos. Y es que, en aras de aumentar la producción, las carnes rojas y los productos lácteos contienen cantidades peligrosas de hormonas. Por su parte, los cereales, las frutas y las verduras están cubiertos de pesticidas, herbicidas y otros agentes químicos.
¿Sabías que en el año 2004 y solamente en la Unión Europea se usaron 6.051 toneladas de sustancias activas en medicinas veterinarias? ¿Y que en los cultivos de todo el mundo se utilizan más de mil plaguicidas, cada uno con efectos toxicológicos distintos?
Esto sin entrar en la agricultura transgénica, la comida basura y los alimentos procesados, repletos de conservantes, colorantes, saborizantes, antihumectantes, espesantes... Y un sinfín de sustancias químicas con nombres impronunciables que alargan falsamente la vida de estos productos y los hacen «más atractivos» a primera vista. Y ya ni hablemos de otros tóxicos comunes en nuestra sociedad, como el exceso de azúcar y de sal, o el abuso de la cafeína, el tabaco, los medicamentos y el alcohol.
Las toxinas interfieren en la función de los órganos vitales, dejan residuo ácido en el cuerpo y no permiten que nuestro organismo esté al cien por cien. Para protegerse del daño originado por estas sustancias contaminantes, nuestro cuerpo almacena las toxinas con las grasas, lejos de nuestros órganos vitales, en zonas como los glúteos, las caderas y los antebrazos. Entonces... Para perder peso procedente de las grasas, primero tenemos que deshacernos de las toxinas.
¿Qué puedo hacer? Es obvio que no puedes vivir en una burbuja o en un mundo esterilizado, pero sí puedes mejorar la calidad de tu entorno. ¿Cómo? Incorporando algunas sencillas prácticas en tu día a día.
♦ Añade plantas purificadoras del aire dentro de casa. Según un estudio de la NASA de 1989, y teniendo en cuenta los diversos contaminantes presentes en el aire, las características de las plantas y la facilidad para conseguirlas en el mercado, las mejores plantas son:
- Potus (epipremnum aureum)
- Espatifilo o flor de la paz (spathiphyllum sp.)
- Palmera de bambú o palmera china (raphis excelsa)
- Lengua de suegra o lengua de tigre (sansevieria trifasciata)
- Árbol del caucho (ficus robusta)
♦ Usa purificadores de aire con aceites esenciales en las habitaciones. Los aceites esenciales de menta, lavanda, manzanilla, limón y eucalipto te permitirán refrescar y limpiar el aire de tu casa.
♦ Utiliza productos de limpieza más naturales y orgánicos, sin químicos. Aprende a elaborar tus propios jabones, y usa limón y vinagre para limpiar y desinfectar superficies.
♦ Elige productos para el cuidado personal que estén libres de sustancias químicas y toxinas como los parabenos. Recuerda que más del 60% de lo que aplicamos en nuestra piel penetra hasta llegar al torrente sanguíneo. Así que procura utilizar cremas corporales, desodorantes, lociones y maquillajes lo más naturales posible.
♦ Utiliza filtros de agua en la ducha y en el agua de consumo, para retirar sabores y olores no deseados, cloro o metales pesados como el cobre y el mercurio. Algunos incluso eliminan virus y bacterias procedentes de la red pública.
♦ Consume y aliméntate de forma sana, limpia y orgánica. Incluye más vegetales y frutas frescas, preferiblemente de procedencia ecológica.
Otra práctica complementaria es llevar a cabo un proceso de depuración «asistida»: los famosos détox. Utilizo la palabra «asistida» porque es bueno recordar que nuestro organismo ya dispone de un mecanismo natural de depuración (así lo cuento y detallo en mi libro Come Limpio), y con los procesos depurativos conscientes lo único que haces es que esta «limpieza interna» se acelere y que, con ello, el proceso de depuración natural del cuerpo sea más efectivo.
El hígado y las emociones: limpieza emocional y más allá
Según la medicina tradicional china, cada órgano vital está emparejado o tiene un órgano acoplado. Uno de los dos tiene una naturaleza yin (está relleno y produce), mientras que el otro es yang (está hueco y recibe/almacena). El hígado, en concreto, se empareja con la vesícula biliar, receptora de la bilis. Si uno de los dos órganos está débil, afectará al otro. Y cabe remarcar que un elevado porcentaje de la población se somete a una cirugía de extracción de la vesícula, lo cual provoca una gran sobrecarga para el hígado, además de una mala gestión y digestión de las grasas.
Cuando el hígado o la vesícula, o ambos a la vez, están descompensados, se produce un estancamiento de su Qi (así es como se llama la energía en la medicina tradicional china), y se ven afectados sus funciones y su drenaje. Esto provoca dolores de cabeza, bruxismo, sofocos o calor constante, irritabilidad, irascibilidad, síndrome premenstrual, despertar inquieto entre la una y tres de la madrugada, etc.
Además de la medicina tradicional china, también el ayurveda y, más recientemente, la nueva medicina germánica y la biodescodificación muestran cómo cualquier emoción, sentimiento y situación traumática no gestionada correctamente en nuestra mente acaba somatizándose en nuestro cuerpo mediante algún síntoma o signo físico. Y es que nuestras emociones tienen un efecto muy significativo en el hígado. Como menciona en su libro Depuración corporal el nutricionista argentino Néstor Palmetti, «el estado emocional y la claridad mental de una persona dependen de la libre circulación de la energía y la sangre. El hígado controla ambos factores y, por tanto, la estabilización del estado emocional».
Las emociones que se almacenan en el hígado son el resentimiento, la ira, el enfado, la frustración y el estrés diario, sentimientos y energías de baja vibración que hieren este órgano.
En los planos físico y mental, esto se traducirá en irritabilidad, dolores de cabeza, problemas digestivos y tensiones musculares en el cuello y los hombros.
¿Cómo podemos ayudar a descongestionar el hígado desde una variante más emocional?
¡Exprésate! Aprende a gestionar tus sentimientos y emociones. Reconoce la raíz de todos ellos y comunícalos; aunque duelan o sean incómodos, deben salir a la luz. Cuanto más profundo y más tiempo te los guardes, más explosiva será su somatización en tu cuerpo.
Practica la compasión, la paciencia y el perdón. Si no sientes que sea aún el momento para compartirlos con alguien, ponlos por escrito. Vacía tus emociones en una libreta, no te las guardes, pues son corrosivas y te lastimarán más temprano que tarde.
Sal al aire libre, camina con los pies descalzos por el césped o la tierra, y piérdete en el bosque para sintonizar con su frecuencia, ya que esto te ayudará a recuperar tu armonía.
En paralelo, acompaña todo esto con una correcta alimentación enfocada a nutrir y depurar el hígado como la que te propongo en este libro.
Así que antes de decir que alguien es ansioso o está estresado, ¿no sería más correcto decir que esa persona está intoxicada?
Antes de medicarse, ¿no sería mejor desintoxicarse?
Quién es Carla Zaplana
♦ Nació en Figueras, España, en 1988.
♦ Es dietista, nutricionista y mentora de salud.
♦ Es autora de los libros Ayuno intermitente saludable, Guía Rawvolución, Come limpio y Depuración hepática, entre otros.
♦ Además de sus estudios, viajó a más de cuarenta países para continuar su investigación sobre alimentación basada en plantas.
SEGUIR LEYENDO: