A los 101 años, William, un hombre nacido en el Reino Unido en 1922, se ha convertido en un caso fascinante de longevidad, compartiendo con el mundo sus secretos para vivir una vida larga y saludable. Este hombre no es un personaje común: trabajó hasta los 85 años, y aún sigue manteniéndose activo, cocinando sus propias comidas y levantando pesas a diario. En un mundo donde la esperanza de vida sigue siendo un tema de estudio constante, este centenario ha capturado la atención de muchos al revelar tres claves que, según él, le han permitido alcanzar su edad avanzada con buena salud.
Cuando era joven, William jamás pensó que llegaría a vivir tanto tiempo. Sin embargo, no solo ha desafiado las estadísticas, sino que también sigue siendo un ejemplo viviente de vitalidad. Hoy, es paciente en el Hospital Mount Sinai en Toronto, donde los doctores lo ayudan a tratar cualquier problema de salud que pueda surgir, pero él atribuye gran parte de su longevidad a los hábitos que ha mantenido durante décadas.
Este doctor jubilado es parte de un grupo pequeño, pero en crecimiento, conocido como los centenarios. En 2024, apenas el 0,03% de la población de Estados Unidos tenía 100 años o más, pero según estimaciones del Pew Research Center basadas en datos del Censo de los EEUU, esta cifra podría aumentar al 0,1% para 2054. ¿Qué podemos aprender de aquellos que han superado el siglo de vida? William comparte tres de sus secretos.
Mantenerse activo: el motor de la longevidad
Uno de los pilares más importantes de la longevidad, según reveló en diálogo con la Fundación Sinaí para la Salud, es la actividad física. Durante su juventud, solía nadar entre cuatro y cinco veces por semana. En la actualidad, aunque sus años de natación han quedado atrás, sigue realizando ejercicio diariamente. Todos los días se asegura de caminar y levantar pesas de aproximadamente siete kilos. “Cuidado con la inactividad”, advierte William según reseña Insider. “No permito que mi cuerpo se quede inmóvil.”
Su doctor, Samir Sinha, quien lo atiende en el Hospital Mount Sinai, respalda la importancia de este hábito en el artículo sobrer su paciente publicado en la web de la fundación del centro médico de vanguardia. Según Sinha, la mezcla de ejercicios de resistencia y aeróbicos que William sigue es “ideal” para mantener la salud vascular y cerebral, además de ayudar a mantener fuertes los músculos y huesos.
Investigaciones recientes confirman que incluso una rutina de 20 minutos de caminata al día o 30 minutos de ejercicio que fortalezca los músculos a la semana pueden contribuir a una vida más larga. El consejo de William es simple, pero efectivo: mantenerse en movimiento para evitar el deterioro físico.
Comer sardinas y evitar los alimentos ultraprocesados
Otro de los secretos que ha acompañado a William desde la infancia es su alimentación. Desde que tenía seis años, William ha consumido sardinas de manera regular. Este hábito alimenticio, que adquirió mucho antes de que se conocieran los beneficios del omega 3, le ha proporcionado una base nutricional rica en nutrientes esenciales como potasio, hierro y calcio.
Estos nutrientes, presentes en las sardinas, son fundamentales para el buen funcionamiento del organismo y han sido vinculados a la mejora de la salud cardiovascular y la disminución de la presión arterial. “Comía sardinas antes de que descubrieran el omega 3”, comenta con orgullo.
Además, William sigue cocinando todas sus comidas en casa. Al hacerlo, evita los alimentos ultraprocesados, que han sido relacionados con un mayor riesgo de desarrollar hasta 32 problemas de salud, entre ellos la diabetes tipo 2, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, según un estudio publicado en la revista The BMJ en 2023. Optar por la cocina casera le ha permitido a William mantener una dieta saludable y equilibrada, lo que probablemente ha contribuido a su longevidad.
Una carrera larga y variada
Más allá de los hábitos físicos y alimenticios, William también cree que uno de los factores clave en su longevidad ha sido haber tenido una carrera larga y diversa. Trabajó hasta los 85 años, y a lo largo de su vida profesional desempeñó múltiples roles. Comenzó como médico de atención primaria, para luego moverse al área de la salud pública y la compensación laboral. En el momento de su jubilación, ejercía como psicoterapeuta.
“El cambio de carrera es bueno para cualquiera”, asegura. “No puedes dormirte en la vida. Debes mantener el interés.”
Para Sinha, su doctor, esta actitud de mantenerse comprometido con su trabajo fue crucial para mantener la mente activa y el propósito vital. Una vida laboral variada y prolongada ayudó a William a evitar el estancamiento mental y a seguir sintiéndose útil. De hecho, expertos en envejecimiento saludable como Heidi Tissenbaum, profesora en la Universidad de Massachusetts, sostienen que mantener la mente ocupada es un principio básico para alcanzar una longevidad saludable.
Además, Tissenbaum ha comentado que tener hobbies, participar en actividades voluntarias o contar con una vida social activa son elementos fundamentales para vivir más y mejor. En este sentido, la carrera de William no solo le proporcionó una fuente de satisfacción personal, sino que también le ayudó a mantener su cerebro en funcionamiento, un factor clave para su longevidad.
El poder de la genética y el apoyo médico
Aunque William ha sido meticuloso con sus hábitos de vida, no descarta que su genética haya jugado un papel importante en su longevidad. Sin embargo, tanto él como su equipo médico creen que los factores del estilo de vida son los que realmente han marcado la diferencia en su caso.
El apoyo del equipo de geriatría del Hospital Mount Sinai ha sido esencial para abordar los problemas de salud a medida que surgen y ayudar a William a vivir de manera independiente en su hogar. Esta combinación de atención médica y un estilo de vida saludable ha permitido que William no solo alcance los 101 años, sino que lo haga con calidad de vida.