Hay días en los que no apetece cocinar. Un paseo a la nevera, y al abrirla, no hay ningún tupper lleno de sobras que meter un par de minutos al microondas. Lo que hay, o suele haber, es un cartón de huevos, medio lleno o medio vacío, dependiendo. Si no apetece cocinar, menos apetecerá limpiar las gotas de aceite que saltan al freír. La mejor alternativa: huevos revueltos.
El problema, entonces, deja de ser pereza, y pasa a ser que, aunque son muy fáciles de hacer, también es muy fácil que no queden muy buenos, o más bien malos, sea por sosos, crudos, o demasiado hechos y pegados a la sartén, y entonces pueden hasta perderse las ganas de comer.
Por suerte para todos, el medio británico Daily Express ha compartido una receta con la que, incluyendo un solo ingrediente poco habitual en los huevos revueltos, aseguran que quedarán deliciosos.
El ingrediente secreto de Dini Kodippili
Dini Kodippili, cocinera profesional, fundadora de The Flavor Bender (una página web a través de la que comparte recetas), y autoproclamada “científica loca” de la cocina, suele añadir un ingrediente extra a los huevos revueltos que, asegura, los hará mucho más “cremosos y esponjosos”.
Según Dini, la clave está en añadir maicena o clearjel instantáneo (un almidón de maíz ceroso modificado que suele utilizarse en productos enlatados y otras especialidades). De acuerdo con la cocinera, “este añadido previene que los huevos revueltos se escurran, por lo que no encontrarás un charco de líquido bajo los huevos revueltos”. Puede parecer extraño, pero es cierto que este ingrediente evitará que los huevos se quemen y les dará una cremosidad y textura mucho mejores.
La receta de Dini
El almidón o la maicena no es el único ingrediente clave para unos huevos revueltos. Según la cocinera, se debe echar el extracto de maíz en un cuenco lleno de leche (o nata para cocinar) y removerlo hasta que se disuelva del todo, sin grumos. A continuación, se añaden los huevos y una pizca de sal, tras lo que se debe remover, una vez más, hasta que no queden grumos, y acabar con una pizca de pimienta negra (aunque se pueden añadir especias al gusto).
El siguiente paso es calentar una sartén con un poco de mantequilla, sobre un fuego a intensidad media. Una vez se haya esparcido (utilizando una espátula o cualquier utensilio) la mantequilla por toda la superficie - aunque no hace falta dejarla derretir del todo - se añade la mezcla de leche (o nata), huevos, y almidón o maicena y se empieza a remover de inmediato.
A partir de este paso, pasa a depender del gusto. A quien le gusten los huevos revueltos más cremosos, deberá retirarlos de la sartén antes de que acaben de hacerse del todo. Si, por el contrario, se prefiere un revuelto más sólido, con dejarlo hacerse unos segundos más hasta que cuaje por completo.
A continuación, se retiran de la sartén y se sirven en un plato, añadiendo más pimienta, especias, queso, o cualquier complemento al gusto de los comensales.