En la búsqueda constante por encontrar alimentos que promuevan una vida larga y saludable, pocos lugares han destacado tanto como Okinawa, en Japón, conocida por ser una de las regiones con la mayor esperanza de vida en el mundo.
La concentración de personas centenarias en la ciudad ha fascinado a todo el mundo, que se pregunta cómo es posible esto. Los residentes de la isla llevan una vida marcada por unos hábitos alimenticios que pueden ser los grandes culpables de su elevada esperanza de vida. Según Asako Miyashita, una nutricionista japonesa, explicó que uno de los secretos de esta longevidad radica en el consumo regular de ciertos alimentos.
Uno de esos ejemplos son las algas marinas, conocidas por su versatilidad y sabor umami. Se trata de un alimento básico en la cocina japonesa, además, su consumo se ha asociado con una mejora en la salud intestinal y la reducción del riesgo de enfermedades crónicas.
Este superalimento es una excelente fuente de fibra, lo que favorece la digestión y ayuda a mantener un equilibrio saludable en el microbioma intestinal. Además, también favorece la regulación del azúcar en sangre, lo que ayuda a prevenir y controlar la diabetes tipo dos. Las algas marinas contienen antioxidantes poderosos como el fucoxantina y fucoidán, que poseen propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas.
Un aliado para el control del peso
Miyashita explicó que las algas también están llenas de minerales esenciales como hierro, calcio, magnesio y yodo, elementos cruciales para el buen funcionamiento del organismo. El yodo, en particular, juega un papel vital en el funcionamiento de la tiroides, una glándula que regula el metabolismo y la producción de energía en el cuerpo. De hecho, el consumo adecuado de algas marinas puede mejorar la función tiroidea, lo que a su vez contribuye al control del peso y la prevención de trastornos metabólicos.
La fibra presente en las algas es esencial para mantener un intestino saludable, ya que alimenta las bacterias buenas en el intestino, promoviendo su crecimiento y actividad. Estas bacterias son fundamentales para la digestión de alimentos y la absorción de nutrientes. Además, un microbioma intestinal equilibrado puede reducir la inflamación en el cuerpo, lo que se asocia con un menor riesgo de enfermedades crónicas como las enfermedades cardíacas y la obesidad.
El consumo regular de algas marinas también puede facilitar la pérdida de peso. La fibra soluble en las algas tiene la capacidad de retrasar el vaciado gástrico, lo que ayuda a prolongar la sensación de saciedad y reduce los antojos de alimentos. Estudios recientes han sugerido que ciertos compuestos como la fucoxantina, presente en las algas marrones, pueden ayudar a reducir la acumulación de grasa corporal, lo que las convierte en un aliado natural para aquellos que buscan perder peso de manera saludable.
Un alimento clave en la dieta japonesa
En Japón, las algas marinas no son solo un ingrediente culinario, sino una parte integral de la cultura alimentaria que promueve la salud y la longevidad. Se consumen en diversas formas: desde sopas y ensaladas hasta sushi y como condimento en platos como el ramen. La variedad de algas, como el nori, wakame y kombu, ofrece una amplia gama de beneficios según sus propiedades nutricionales específicas.
Además de las algas marinas, la dieta japonesa tradicional también incluye otros alimentos conocidos por sus efectos beneficiosos en la salud, como el miso, los camotes o boniatos morados de Okinawa, y el pescado rico en ácidos grasos omega-3, como el salmón y el atún. Estos alimentos, junto con una cultura en la que se promueve comer con moderación y el mindfulness, se combinan para promover una vida más larga y saludable.
Miyashita, quien trabaja como nutricionista en Japón y ha dedicado su carrera al estudio de la longevidad, afirma que la combinación de alimentos frescos y naturales, como las algas marinas, contribuye significativamente a la salud intestinal, el control del peso y, en última instancia, a la prevención de enfermedades crónicas. La clave no está en consumir grandes cantidades de estos alimentos, sino en integrarlos de manera constante en una dieta equilibrada y variada.