Un enólogo comete un fraude de 370.000 euros en una bodega: mezcló diferentes vinos en botellas con una insignia prestigiosa

El estafador vendió 60.000 litros de vino falsamente marcado a lo largo de cinco años

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La región de Beaujolais, donde nace el vino característico de la ciudad (Shuttersotck)
La región de Beaujolais, donde nace el vino característico de la ciudad (Shuttersotck)

Moulin-À-vent es uno de los 10 cru del Beaujolais. En general, a uno le dicen esto así y no significa gran cosa, pero en el mundo del vino es todo un prestigio: aquellos terrenos categorizados como tal son viñedos en los cuales el suelo, el clima, la altitud, el aspecto y la variedad correcta crean una sinergia reconocida como cru. Aunque se usa en todo Francia, no siempre se hace con la misma acepción. En Bergoña, la región vinícola a la que pertenece el Beaujolais, el cru hace referencia a un viñedo de alta calidad.

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Romanèche-Thorins es una población y comuna francesa de la región de Borgoña. Un enólogo de la región, aprovechando la fama de la zona vinícola, desarrolló una estafa por valor de 370.000 euros que afectó 600 a hectolitros (o 60.000 litros) de vino. Según informa L’Independent, el viticultor de Moulin-À-vent habría rellenado botellas de la prestigiosa insignia Beaujolais con una mezcla de varios vinos distintos.

Uvas en un viñedo (Europa Press)
Uvas en un viñedo (Europa Press)

El enólogo fue condenado por uso fraudulento de una denominación de origen protegida

A lo largo de cinco años, el hombre habría faltado a la confianza de sus clientes, vendiendo producto valorado falsamente como un vino superior. Y habría continuado haciéndolo de no ser por sus propios primos, accionistas minoritarios de la empresa familiar: tras detectar anomalías sospechosas en el rendimiento de su finca, iniciaron una inspección que reveló que algo no estaba funcionando como debía.

La investigación, llevada a cabo por investigadores especializados de la gendarmería y de la Dirección General de Competencia, Consumo y Prevención del Fraude, reveló declaraciones de cosecha falsas, lo cual despertó las alertas. Tras el descubrimiento de la estafa, el enólogo fue condenado a cuatro meses de prisión por el delito de uso fraudulento de una denominación de origen protegida. También le serán confiscados bienes inmuebles por valor de 67.000 euros y deberá pagar una multa de 80.000 euros. Además, está obligado a publicar la decisión judicial en su propiedad durante dos meses.

Las denominaciones de origen en el vino

En la industria del vino, en particular, las denominaciones de origen tienen una gran importancia, ya que indican la procedencia de las uvas y las técnicas empleadas para la elaboración del vino, desde su cosecha a su embotellamiento, de acuerdo a unos criterios de calidad específicos y regulados oficialmente.

Este caso evidencia las amenazas y los desafíos a los que se enfrenta el mundo vinícola -y, realmente, cualquier industria que dependa de la confianza de los clientes y del valor percibido de su producto- en cuanto a las técnicas de fraude. Es crucial que todos los productos cuyo destino es el consumo sean objeto de gran escrutinio y mayor vigilancia, ya que, aunque en este caso particular lo único que se vio afectado fue la calidad del producto, revela que un déficit en cuanto a medidas sanitarias y de seguridad también podría haber pasado desapercibido.

Tampoco es la primera vez que pasa algo así, de cualquier forma: Rudy Kurniawan, un hombre nacido en Yakarta que se estableció en California, se dedicaba a vender vinos comunes etiquetados como botellas de productos prestigiosos y difíciles de conseguir. Llegó a vender una sola botella por 20 millones de dólares americanos en una subasta, aunque fue descubierto después de que Laurent Ponsot, dueño una de las bodegas que fabricaba los vinos comercializados por Kurniawan, descubriese que el estafador estaba vendiendo botellas fechadas de 1929, a pesar de que las primeras se embotellaron en 1934.

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