Tomate, aceite de oliva, brócoli, zanahoria... son solo algunos de los alimentos conocidos por sus propiedades anticancerígenas y recomendados en la dieta de los pacientes de esta enfermedad. Algunos estudios apuntan a que entre el 40 y el 60% de los casos de cáncer están relacionados con la dieta, por lo que no es ninguna sorpresa que las propiedades de algunos alimentos tengan un efecto de prevención o de promoción de tumores.
Más allá de los alimentos de sobra conocidos por sus beneficios para la salud, como las frutas, las verduras o el pescado, existe un plato de la gastronomía italiana que, para sorpresa de muchos, puede tener una acción protectora contra el cáncer. A pesar de que se percibe como un alimento “prohibido” o muy perjudicial para la salud, lo cierto es que la pizza es en realidad una aliada de nuestro sistema inmunológico.
Según una investigación del Instituto Nacional del Cáncer de Milán (Italia), la pizza que se elabora con ingredientes de calidad se encuentra dentro de la dieta mediterránea, que incluye aceite de oliva, verduras, fruta y pescado en abundancia. En el caso de este plato estrella de la cocina italiana, el tomate y el aceite de oliva que se utilizan puede proteger contra ciertos tipos de cáncer, como el de boca, garganta, estómago y colon, según afirma la doctora Angelique Van Ombergen en el libro 321 curiosidades que todo el mundo debería conocer sobre la ciencia (Geoplaneta, 2024), escrito junto a la periodista Mathilda Masters.
Sin embargo, la también coordinadora de investigación científica en la Agencia Espacial Europa (ESA) y profesora visitante de la Universidad de Amberes (Bélgica) aclara que no todas las pizzas son beneficiosas sobre nuestro organismo ni pueden prevenir las enfermedades, ya que todo dependerá de los ingredientes seleccionados para su elaboración: desde el tipo de tomate o la masa. Las pizzas precocinadas de supermercado o de establecimientos de comida rápida no suelen cumplir con los requisitos.
Otros hábitos para prevenir el cáncer
Una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras proporciona antioxidantes y nutrientes esenciales que ayudan a combatir el daño celular y fortalecen el sistema inmunológico. Así, evitar alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares y grasas trans, también es crucial para mantener un peso saludable, ya que la obesidad está relacionada con varios tipos de cáncer, como el de mama y colon. Además, es importante limitar el consumo de alcohol, ya que este puede aumentar el riesgo de cáncer de hígado, esófago y cavidad oral, entre otros.
El ejercicio regular es otro pilar clave en la prevención del cáncer, pues no solo ayuda a controlar el peso, sino que también mejora la circulación y reduce la inflamación crónica. De igual forma, evitar el tabaquismo es fundamental, dado que el consumo de tabaco está directamente relacionado con numerosos cánceres, especialmente el de pulmón. Estos hábitos, si se combinan con controles médicos regulares, ayudan a detectar posibles problemas en etapas tempranas, mejorando así las probabilidades de un tratamiento exitoso ante el diagnóstico de la enfermedad.