Con el paso de los años y la entrada de la vejez, es normal que las personas pierdan masa o densidad ósea. De este modo, los huesos se vuelven más frágiles con el tiempo, al mismo tiempo que las articulaciones se vuelven más rígidas y menos flexibles y los cartílagos se desgastan. Los músculos, por otro lado, están menos tonificados y pierden también capacidad para contraerse, volviéndose más rígidos.
Es por estas cuestiones que el ejercicio físico es algo tan necesario para las personas mayores. Tal y como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), aquellos adultos que tienen más de 65 años deberían intentar hacer entre 150 y 300 minutos de actividad física moderada cada semana, de cara a reforzar su cuerpo y prevenir dolencias físicas habituales en la tercera edad. Reduce la hipertensión, el riesgo de contraer ciertos tipos de cáncer, dificulta la posibilidad de padecer diabetes y, en líneas generales, aumenta las posibilidades de tener una vejez larga y saludable.
Sesiones cortas pero regulares
Pero más allá de este ejercicio básico, también se conocen algunos casos de personas mayores con un gran amor por el deporte de alta intensidad. Es el caso de David Scott, un hombre de 95 años con una estricta rutina de ejercicios conocida ahora gracias a un artículo de la revista estadounidense Parade.
“Estoy sano y activo gracias a mi rutina de ejercicios”, comenta el propio David. “Estoy muy orgulloso de mi capacidad pulmonar y de mi fuerza muscular; me siento muy en forma para mi edad. Mis principales objetivos son mantener mi respiración en buenas condiciones, seguir moviéndome y mantenerme saludable”. Tanto es así, que afirma a la revista que los días que mejor se encuentra son, precisamente, aquellos en los que practica deporte.
Pero, ¿cuál es esa rutina que hace que David Scott afirme que se siente como si tuviera “70 años”? Para empezar, este hombre camina siempre un kilómetro para dirigirse al gimnasio al que va tres veces por semana, lo que le sirve para calentar los músculos y hacer que suba su frecuencia cardíaca. Una vez en el gimnasio, realiza sesiones de 30 minutos. “Hay pesas de diferentes tipos y trato de estirar y flexionar mis músculos con 20 repeticiones. También trabajo los músculos de las piernas, la espalda y el abdomen durante un entrenamiento típico”.
Un pasado como deportista
De este modo, en las sesiones del día a día Scott suele hacer uso de unas 10 máquinas. “El ejercicio me hace sentir que tengo el control de mi cuerpo y tengo una mejor perspectiva del día que tengo por delante”, cuenta. “También te ayudará a jugar con tus nietos con facilidad: te sentirás mejor si puedes moverte y seguirles el ritmo”. Él se siente más joven cuando realiza ejercicios como la extensión de piernas o el curl del predicador. “Simplemente hacedlo y no os arrepentiréis”.
La pasión del deporte de este hombre de 95 años, no obstante, no es nueva. No en vano, fue campeón de lucha libre en peso welter en su momento, algo que hizo tras ver que, viviendo en un barrio considerado como peligroso, lo mejor era “aprender a pelear y defenderse si alguna vez era necesario”. “La lucha libre no solo era una gran medida de fuerza, sino también muy buena para la salud mental”, concluye Scott. “Y eso es lo que me llevó al fitness”.