Qué significa que una persona evite ciertas palabras o números, según la psicología

Los comportamientos supersticiosos son una forma de lidiar con la incertidumbre de la vida

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
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¿Alguna vez te has planteado por qué evitamos ciertas palabras o números? A muchas personas les crea angustia pensar en el próximo “viernes 13″, mientras que a otras les aterroriza mencionar la palabra “muerte”, temiendo que su pronunciación pueda atraer tragedias. Detrás de estos comportamientos aparentemente supersticiosos, se esconden complejas razones psicológicas, culturales y emocionales que reflejan cómo nuestra mente responde al miedo y la incertidumbre.

Según los psicólogos, evitar palabras o números específicos puede estar relacionado con la ansiedad. Este tipo de comportamiento surge cuando ciertas palabras o números evocan emociones desagradables o recuerdos traumáticos. Por ejemplo, alguien que haya vivido un evento doloroso en una fecha específica podría evitar el número correspondiente como una forma de minimizar el impacto emocional asociado.

Donald Saucier, investigador de la Universidad Estatal de Kansas, explica los comportamientos supersticiosos son una forma de lidiar con la incertidumbre de la vida. “Las supersticiones ayudan a las personas a sentirse menos indefensas, dándoles una falsa sensación de control sobre los eventos” caóticos y casuales del mundo, señala en una de sus publicaciones de psicología.

Este razonamiento es clave para entender por qué algunos evitan mencionar palabras que consideran “malditas” o temen usar números con connotaciones negativas, como el 13 o el 666. En este sentido, la psicóloga mexicana Mariana Salinas, especialista en ansiedad, señala en un artículo que estas conductas pueden estar ligadas al intento de reducir la intensidad de emociones negativas como el miedo o la angustia. “Aunque al inicio brindan un alivio, en realidad refuerzan el ciclo de evitación y ansiedad a largo plazo”, detalla en su publicación en R&A psicólogos.

Este mecanismo se conoce como “evitación emocional”, un recurso común que las personas emplean para lidiar con experiencias que perciben como incómodas o amenazantes. Si bien es natural evitar lo que genera malestar, cuando este comportamiento interfiere significativamente en la vida diaria, puede ser indicativo de un problema mayor, como el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT).

El peso de la tradición

El miedo al número 13, especialmente en viernes o martes, es un ejemplo emblemático de cómo las tradiciones culturales moldean nuestras acciones. El psicólogo Daniel Martínez explica que este rechazo se alimenta de relatos históricos y creencias sociales que lo han catalogado como un símbolo de mala suerte. Incluso instituciones como aerolíneas y hoteles suelen evitar incluir el número 13 en sus filas o pisos, reforzando esta percepción en la sociedad.

Algo similar ocurre en las culturas asiáticas con el número 4, que suena similar a la palabra “muerte” en mandarín y japonés. Esta asociación ha llevado a muchas personas a evitar apartamentos, teléfonos o placas de coches que contengan esta cifra.

Mujer con TOC. (Shutterstock España)
Mujer con TOC. (Shutterstock España)

Trastorno Obsesivo Compulsivo

En contextos más graves, evitar ciertos números o palabras puede estar relacionado con el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). Las personas con esta enfermedad suelen obsesionarse con elementos específicos, y aunque estas asociaciones no tienen una base lógica, el temor que generan es suficientemente fuerte como para interferir en su vida diaria.

Los psicólogos recomiendan tratar esta problemática con terapia cognitiva-conductual, que ayuda a desafiar sus creencias irracionales ante los impulsos. Se trata de forma gradual y enseña a enfrentar de manera controlada los estímulos que más temen, reduciendo la ansiedad que les generan esos números o palabras.

Sin embargo, este es un fenómeno complejo que involucra tanto acciones inconscientes como prácticas culturales profundamente arraigadas. Para algunos, este comportamiento puede ser un intento de controlar lo incontrolable, mientras que para otros puede ser un síntoma de problemas más serios. Los especialistas subrayan la importancia de abordar estos comportamientos desde un enfoque personalizado, reconociendo el contexto único de cada persona y proporcionando herramientas efectivas para superar el miedo.

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