De sobra es sabido que el alcohol perjudica a cada parte de nuestro organismo, desde el corazón, el hígado, el riñón, la piel... sumado a la adicción que produce en sus consumidores. Para aquellos que están interesados en aumentar su masa muscular, ya sea por salud o por estética, las bebidas alcohólicas suponen un obstáculo para la consecución de sus objetivos.
Desde el Departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard, sus expertos explican que el alcohol interfiere en procesos claves del organismo, como la síntesis de proteínas, la recuperación muscular y la regulación hormonal, esenciales para el desarrollo muscular. Por ello, lo más recomendable es evitarlo o consumirlo únicamente en ocasiones especiales.
Interferencia en la síntesis de proteínas
La síntesis de proteínas es el proceso mediante el que el cuerpo repara y construye músculo después del ejercicio y puede verse dañado si se consume alcohol, debido a la reducción de la activación de las señales celulares responsables de este mecanismo. Las investigaciones de Harvard han demostrado que la ingesta excesiva de alcohol puede disminuir significativamente la tasa de síntesis de proteínas musculares, lo que dificulta la reparación de las fibras musculares dañadas tras el entrenamiento.
Disminución de la testosterona y aumento del cortisol
El alcohol puede alterar el equilibrio hormonal hasta el punto de reducir los niveles de testosterona, una hormona crucial para el crecimiento muscular, y elevar los niveles de cortisol, una hormona catabólica que puede descomponer el tejido muscular y aumentar la grasa corporal. Además, el cortisol también es conocido como la “hormona del estrés”. Este desequilibrio hormonal puede obstaculizar los objetivos de ganancia muscular.
Efectos en la recuperación muscular
La recuperación es esencial para el crecimiento muscular, y el alcohol tiene un impacto negativo en este aspecto. Como diurético, estas bebidas promueven la deshidratación, lo que puede reducir el flujo sanguíneo hacia los músculos y dificultar la entrega de nutrientes esenciales para su reparación. Además, afecta la calidad del sueño, un factor crítico para la recuperación y la regeneración muscular.
Deficiencias nutricionales
Como expresan los expertos nutricionistas de Harvard, el alcohol puede interferir con la absorción de vitaminas y minerales esenciales, como el zinc y la vitamina B, que son fundamentales para la salud muscular. Esta deficiencia impacta negativamente en el metabolismo energético y la capacidad del cuerpo para sostener entrenamientos intensos y fomentar el crecimiento muscular.
Aumento de calorías vacías y grasa corporal
El alcohol aporta calorías vacías, es decir, que no contienen nutrientes beneficiosos. Estas calorías adicionales pueden contribuir al aumento de grasa corporal, lo que va en contra de los objetivos de muchos que buscan una composición corporal más magra. Además, el alcohol suele estar asociado con un consumo descontrolado de alimentos no saludables, lo que a la larga exacerba este problema.
Reducción del rendimiento físico
El consumo de alcohol puede disminuir la fuerza, la resistencia y la coordinación y afectar directamente la capacidad de entrenar intensamente, según Harvard. Esto no solo reduce el estímulo necesario para ganar masa muscular, sino que también aumenta el riesgo de lesiones.