Conseguir una estrella Michelin es un proceso exigente que involucra criterios de evaluación rigurosos. En el mundo tan solo hay unos 2.000 restaurantes que hayan recibido este reconocimiento, y de ellos, 272 están en España. Inspectores anónimos de Michelin visitan los locales y evalúan aspectos como la calidad de los ingredientes, la maestría en la cocina, la armonía de los sabores, la personalidad del chef reflejada en cada plato y la consistencia tanto en las visitas como en la calidad. No se consideran factores como la decoración o el servicio, sino que se enfocan principalmente en la experiencia culinaria. Pero ¿cómo saber que hay un inspector entre tus clientes?
Posiblemente, ser inspector de la Guía Michelin es uno de los mejores trabajos del mundo. Son trabajadores a tiempo completo que acuden a los establecimientos para testarlos con el objetivo de recomendar a los clientes las mejores experiencias gastronómicas y de alojamiento. Pero son como agentes secretos, ya que la primera regla de oro que deben cumplir es que deben realizar su trabajo ocultando su identidad, de manera anónima, para apreciar plenamente el nivel de prestaciones ofrecidas a todos los clientes.
La mayoría se ha formado en las mejores escuelas de hostelería del mundo, ha viajado mucho y ha vivido y trabajado en varios países. “Pagan la cuenta y, después, pueden revelar su identidad si quieren obtener algún tipo de información complementaria. El correo de los lectores nos proporciona, por otra parte, valiosos testimonios y toda una serie de información que se tendrá en cuenta para la elaboración de nuestros itinerarios de visitas”, apuntan desde la guía Michelin.
Y explican que, para poder mantener un punto de vista totalmente objetivo, y siempre buscando el interés del lector, la selección de establecimientos se realiza con total independencia y la inscripción en la guía es totalmente gratuita. “Los inspectores y el redactor jefe adoptan las decisiones de manera colegiada y las distinciones más altas se debaten a escala europea”, indican. Pero dependiendo en qué liga juegues, los cocineros son conscientes de que pueden tener inspectores entre sus mesas. Este es el caso del chef Pepe Rodríguez, el cocinero con dos estrellas Michelin que empezó de camarero en el restaurante familiar.
Con chaqueta y bien vestidos
Muy popular por su presencia como jurado en el programa Masterchef, Rodríguez ha sido invitado al podcast La escalera roja y en él le han preguntado si él es de los que tienen fotografías de posibles inspectores y es capaz de reconocerlos. Aunque imágenes no tiene, sí que ha reconocido que hay tres cuestiones importantes para reconocerlos. “Suelen ir bastante bien vestidos, con chaqueta. Ves las formas de cómo se sientan, lo que piden, cómo lo piden... tú ya ves que no es la típica pareja que ha salido a comer, sino que o es del gremio, o es un gourmet o es de una guía. Esos tres parámetros no van a fallar nunca”, afirma el chef.
Rodríguez cuenta que a veces los camareros se le acercan para decirle que sospechan de alguno de los clientes por la forma en la que ha pedido la carta de vinos o por alguna otra cuestión concreta. “Pero me da igual, porque yo no le puedo dar mejor de comer de lo que estoy haciendo”, reconoce. “O sea, lo que yo he preparado hoy es lo que hay y el sabor es el que tengo. Si supiera que viene al día siguiente pues igual sí que diría que me compraran una cigala mejor”, agrega.
Sobre Pepe Rodríguez: dos estrellas Michelin y larga trayectoria
Pepe Rodríguez es un destacado cocinero español reconocido a nivel nacional. Su cocina innovadora, que fusiona la gastronomía manchega, ha impresionado a los comensales en sus restaurantes, lo que le ha valido numerosos premios, incluidas dos estrellas Michelin. Además, su participación en MasterChef ha impulsado aún más su creatividad y prestigio culinario.
El camino de Pepe Rodríguez en el mundo de la cocina comenzó de forma casual, cuando a los 22 años tuvo su primer contacto con los fogones en el restaurante familiar El Bohío, ubicado en Illescas, Toledo. Junto a su hermano Diego, asumieron la dirección del establecimiento como la tercera generación desde su fundación en 1935. Después de obtener su primera estrella Michelin en 1999, los hermanos abrieron un nuevo restaurante en colaboración con Iván Cerdeño y Rodrigo Delgado, con el cual lograron un segundo reconocimiento en la Guía Michelin, según informa Thinking Heads.
Este éxito fue impulsado por los ocho años de formación en las cocinas de chefs influyentes de la gastronomía española, como Ferran Adrià y Martín Berasategui. Con ellos, Pepe Rodríguez desarrolló una especial pasión por la cocina. A pesar de su reconocimiento público, ha mantenido un perfil discreto respecto a su vida privada. Sin embargo, se conocen detalles sobre la feliz vida familiar que comparte con su esposa Mariví y sus tres hijos: María, Jesús y Manuela.