¿Cómo controlar las molestias intestinales provocadas por el estrés?

Cuando percibimos que nos encontramos en situaciones que suponen una amenaza, nuestro cuerpo activa una respuesta natural de alerta, lo que se conoce como el estrés. Esta reacción fisiológica suele provocar una serie de problemas intestinales que pueden ser realmente molestos, cuyos síntomas suelen ser diarrea o dolor de estómago. Los expertos del Houston Methodist Hospital (Texas, Estados Unidos) explican que el estrés sostenido puede ser la antesala de afecciones como la acidez estomacal, la indigestión o el síndrome del intestino irritable (SII).

La acidez estomacal es una sensación de ardor en el pecho o en la garganta causada por el reflujo de ácido gástrico hacia el esófago que puede empeorar con el estrés. Esto se explica porque el sistema nervioso, bajo tensión, puede provocar cambios en la producción de ácido en el estómago. En situaciones estresantes, el cuerpo libera cortisol, una hormona que, además de preparar al organismo para reaccionar rápidamente, afecta el sistema digestivo, promoviendo un aumento en la secreción de ácido gástrico. Este incremento en la acidez puede aumentar el riesgo de reflujo gastroesofágico, especialmente si el esfínter esofágico inferior, el músculo que evita el paso de los ácidos hacia el esófago, está debilitado.

En el caso de la indigestión o dispepsia, se caracteriza por una serie de síntomas incómodos, como dolor en la parte superior del abdomen, sensación de hinchazón, náuseas y gases. Este problema digestivo puede estar directamente relacionado con el estrés, ya que la respuesta del sistema nervioso autónomo afecta la motilidad y el funcionamiento del estómago y los intestinos. Cuando una persona se encuentra en estado de estrés, el sistema nervioso simpático (el encargado de la “respuesta de lucha o huida”) se activa, lo que puede reducir el flujo de sangre al sistema digestivo y ralentizar la digestión.

El síndrome del intestino irritable (SII) es una condición crónica del sistema digestivo que se manifiesta a través de síntomas como dolor abdominal, diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos. El SII se relaciona estrechamente con el estrés, ya que las personas con esta condición suelen experimentar un empeoramiento de los síntomas durante períodos de tensión emocional. La conexión entre el estrés y el SII se explica en parte por el eje intestino-cerebro, una red de comunicación entre el sistema nervioso central y el sistema nervioso entérico (o el sistema nervioso del intestino).

A pesar de que el estrés es una respuesta fisiológica de nuestro cuerpo, tenemos cierto margen de maniobra para aliviar los problemas que surgen a raíz de él. Los profesionales del Houston Methodist Hospital recomiendan practicar algún tipo de ejercicio, puesto que la actividad física ayuda a reducir el estrés, controlar el peso y regular nuestro aparato digestivo. En conjunto, todo ello ayuda a mejorar el bienestar general.

Por otra parte, llevar a cabo algunas técnicas de relajación y respiración, como el yoga o la meditación, son otra manera útil de disminuir el estrés y sus dolencias físicas asociadas (calambres, dolor de estómago...).