A nadie le gusta tirar las sobras de comida, especialmente cuando, recalentadas unas horas después, pueden convertirse en un delicioso regalo para nuestro ‘yo’ del futuro. Pero hay algunas sobras que son más complicadas que otras. Ejemplo de ello es ese puñado de patatas fritas que nos sobran de la comida del día anterior, o incluso de ese pedido de delivery que nos ha salvado la cena. Este alimento, crujiente y lleno de sabor cuando está recién hecho, con el paso de las horas se convierte en un trozo de patata blando y húmedo, poco apetecible incluso para los amantes más acérrimos de esta guarnición.
Lo cierto es que, sea cual sea el método que utilicemos para que nuestras patatas fritas vuelvan a estar doradas y crujientes, ninguna superará el volver a sumergirlas en aceite caliente. Por supuesto, refreír nuestras sobras en la freidora o en una sartén rebosante de aceite les devolverá su sabor y textura anteriores, aunque esta opción tiene también algunas desventajas. No solo es la menos saludable de todas, por el uso excesivo de grasa, sino que además es algo más aparatosa y sucia.
Descartando esta opción, nos quedan otras tantas alternativas que nos permitirán devolver a la vida esas sobras de patatas que no queremos tirar. Para elegir entre todas ellas, algunas mejores y otras peores, también tendremos que tener en cuenta nuestras preferencias y nuestra situación específica, ya que la decisión dependerá de factores como el tiempo que tengamos o el tipo de patata de la que estemos hablando.
Lo que nunca deberías hacer
Si hay algo en lo que todos los expertos coinciden es en evitar a toda costa el uso del microondas. Aunque este electrodoméstico puede ser muy útil para recalentar sobras de otro tipo, estropeará casi por completo cualquier alimento que deba quedar crujiente.
Este electrodoméstico funciona utilizando radiación electromagnética para hacer vibrar las moléculas de agua del interior del producto y, literalmente, cocer al vapor los alimentos desde dentro hacia fuera. Si bien esto es perfecto para recalentar otros ingredientes y platos, como cremas, sopas o incluso guisos, es devastador para cualquier cosa crujiente y hará que las patatas fritas queden más blandas de lo que estaban antes de ser calentadas. El calor generado dentro del alimento hace que el agua hierva desde el interior hacia el exterior, lo cual hace que no se produzca esa capa reseca que da la textura crujiente a los alimentos cocinados, por ejemplo, en un horno convencional.
La primera opción: el horno
Es una de las formas más comunes de recalentar una ración sobrante de patatas fritas. Para conseguir que queden perfectas, será necesario seguir algunos trucos. El primero de ellos es cuidarnos de que nuestro horno esté muy caliente cuando introduzcamos las patatas, de forma que no se resequen demasiado y podamos tenerlas preparadas en pocos minutos. La temperatura ideal para este proceso rondará los 200 °C.
Cuando el horno esté ya caliente, debemos sacar la bandeja y colocar las patatas encima, con cuidado de repartirlas en una sola capa, sin que se amontonen. De esta forma, evitaremos que se hagan de forma desigual y se creen montones. Las dejaremos cocinándose en el horno durante entre 5 y 10 minutos, dependiendo de la cantidad y de la potencia de nuestro horno.
La más limpia y rápida: la airfryer
Si no quieres sacar el aceite de la despensa, esta es la manera más parecida de devolverle la vida a nuestras patatas fritas. El calor de la freidora de aire se expulsa a través de uno o varios ventiladores y consigue garantizar que cada una de las patatas reciba calor directo desde todos los ángulos. Además, no es necesario precalentar, por lo que nos encontramos ante uno de los métodos más rápidos y energéticamente eficientes para recalentar nuestras sobras.
Para recalentar las patatas fritas en una freidora de aire, se recomienda añadir una cucharada de aceite vegetal, preferiblemente de oliva, para mejorar el sabor y la textura. Luego, se deben colocar en una sola capa dentro de la cesta de la freidora. Ajustar la temperatura a 190 °C y cocinar durante un período de tres a seis minutos será suficiente para lograr que las patatas estén crujientes y listas para disfrutar.
Además, este método no solo es eficiente en términos de tiempo, sino que también es más saludable en comparación con el uso excesivo de aceite que solemos encontrar en la fritura habitual, ya que se utiliza una cantidad mínima para obtener el mismo efecto crujiente.
Una que quizá no hayas probado: la sartén
La última de las opciones puede que sea la menos común, aunque su resultado es sorprendentemente bueno. Para recalentar nuestras patatas, usaremos en esta ocasión una sartén, pero no llena de aceite como si las cocináramos por primera vez. Durante este proceso, la humedad que han absorbido las patatas al guardarse en el frigorífico se seca con el calor, mientras que el poco aceite que usemos las calentará de nuevo les devolverá su característico toque crujiente.
Para resucitar las patatas fritas frías, calienta la sartén con un chorro de aceite a intensidad alta-media y extiéndelas en una sola capa para que todas ellas entren en contacto con la sartén. Cuando empiecen a cocinarse, las removeremos cada 30-45 segundos, asegurándonos de que se mantengan en una única capa y todos los lados de la patata tienen su momento de contacto con la base de la sartén. Repetiremos este proceso durante 3-4 minutos hasta que, por el aspecto de las patatas, veamos que están listas.