Un carnicero desvela el fallo que cometemos al comprar carne que hace que nuestros filetes duren menos: “Es un error garrafal”

Adentrarse en el mundo de la carnicería puede suponer toda una aventura para algunos. Este acto, tan común entre nuestros padres y abuelos, es progresivamente menos frecuente entre las nuevas generaciones, que, a la hora de comprar carne y otros productos frescos, optan cada vez más por las grandes cadenas de supermercado. En realidad, acudir a hacer la compra a la carnicería de nuestro mercado de barrio más cercano puede ser una apuesta ganadora, no solo por cuestión de calidad, sino también por precio y cercanía con el propio carnicero.

Cuando vamos a una charcutería a hacernos con los cortes de carne que más nos gusten, los trabajadores tras la vitrina suelen entregarnos nuestros filetes, solomillos o chuletas en un papel especial, conocido como papel parafinado. Además de los carniceros, también charcuteros y pescaderos lo utilizan para envolver el género. Se trata de un envase antiadherente e impermeable apropiado para productos con alto contenido en grasa o humedad, un producto que se fabrica con una cera o parafina apta para el contacto con alimentos.

Aunque este es el envoltorio con el que nuestra carne llega a casa, somos muchos los que cambiamos rápidamente el género de este papel a otros recipientes o embalajes, más frecuentemente a un táper hermético que guardamos en el frigorífico. Sin embargo, este sencillo acto, tan integrado en la rutina de algunos, puede ser un enorme error. Así lo afirma el carnicero y creador de contenido Alex The Butcher (@alexxthebutcher) en uno de sus vídeos más virales.

”¿Por qué cuando llegáis a casa lo primero que hacéis es coger este paquetito, lo desenvolvéis y lo metéis en un táper?”, se pregunta el carnicero. El motivo por el cual no deberíamos guardar nuestra carne en un táper hermético es porque estos recipientes no permiten que nuestro producto fresco respire apropiadamente, lo que provoca que este pierda sus propiedades y se descomponga más rápido. “Lo que vais a conseguir con esto es que este filete no respire y no te dure ni dos días en la nevera. Cuando lo abras, va a oler fatal porque va a estar podrido y, al tocarlo, va a estar pegajoso”, avisa.

“Esto es un error garrafal”, continúa insistiendo el carnicero, explicando cuál sería la decisión más sabia si queremos que nuestra carne se mantenga intacta durante más tiempo. “Siempre dejad el filete en el papel, os va a durar muchísimo más”, concluye en su vídeo.

Una de las medidas más fundamentales, una regla vital que nunca debemos saltarnos, es la de no romper la cadena de frío. Debemos tratar de mantener la temperatura de la carne todo lo que nos sea posible, manteniéndola siempre fría. Más aún si estamos hablando de periodos veraniegos, donde el calor nos puede jugar una mala pasada. Las altas temperaturas hacen que proliferen las bacterias y microorganismos, lo que no solo nos priva de disfrutar de su calidad, sino también, y aún más importante, nos puede causar enfermedades alimentarias.

Esto nos lleva al segundo consejo; en ningún caso debemos dejar la carne fuera de la nevera, salvo que sea una hora antes de cocinar para atemperarla. Las bolsas isotérmicas y los cubos con hielo son medidas útiles para mantener su temperatura cuando la transportamos, por ejemplo, cuando se lleva la carne del supermercado a casa o se traslada para una barbacoa.

Otra de las medidas más efectivas para conservar la carne es almacenarla en la parte inferior del frigorífico. Este lugar no solo evita que los líquidos que puedan escurrir contaminen otros alimentos, sino que también es donde se concentra más el frío, lo que ayuda a mantener la carne en buen estado. Además, se sugiere que la temperatura del frigorífico se mantenga alrededor de los 4 °C para asegurar una adecuada conservación.