Los locales de Marruecos y otros lugares del norte de África conocen el aceite de argán como “oro del desierto”, una designación que hace justicia a todas las propiedades de este producto natural. El aceite de argán se extrae de las semillas del árbol de argán, que crece principalmente en el suroeste de Marruecos, y durante siglos se ha usado con fines culinarios, médicos y estéticos. En los últimos años, este aceite vegetal ha cautivado a la industria farmacéutica hasta convertirse en uno de los productos estrellas para el cuidado de la piel y el pelo.
El aceite de argán contiene una alta concentración de antioxidantes, especialmente vitamina E (tocoferol) y compuestos fenólicos que neutralizan los radicales libres, como explica el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM). Estos radicales son moléculas inestables que dañan las células de la piel y aceleran el envejecimiento. Gracias a su capacidad antioxidante, el aceite de argán protege la piel del envejecimiento prematuro y de los daños ambientales causados por factores como la contaminación y la radiación solar. La vitamina E, en particular, es conocida por mejorar la elasticidad de la piel y promover su regeneración, lo que lo convierte en un ingrediente ideal para mantener una piel sana y joven.
Hidrata el cabello
El aceite de argán es reconocido por sus propiedades hidratantes y nutritivas para el cabello, ya que su estructura rica en ácidos grasos esenciales, como el ácido oleico y el ácido linoleico, lo convierte en un excelente emoliente que penetra en el cabello, sellando la humedad y proporcionando una hidratación profunda. Esto lo hace ideal para cabellos secos, dañados o encrespados, ya que ayuda a restaurar la suavidad, el brillo y la manejabilidad. Además, el oro del desierto actúa como un protector natural contra los daños causados por el calor de herramientas como planchas y secadores, así como por los agentes ambientales.
Apto para pieles grasas
Contrario a lo que se podría pensar, el aceite de argán es ideal para pieles grasas. Su composición es no comedogénica, lo que significa que no obstruye los poros ni contribuye a la formación de comedones (puntos negros o espinillas). Esto lo convierte en un excelente humectante para personas con tendencia a la piel grasa o acneica, ya que equilibra la producción de sebo sin provocar brotes de acné. Además, algunos estudios sugieren que el aceite de argán puede tener un efecto regulador sobre las glándulas sebáceas, lo que ayuda a reducir el exceso de producción de aceite en la piel.
Nutre las uñas y cutículas
El aceite de argán también es beneficioso para las uñas y las cutículas, pues sus propiedades nutritivas y reparadoras fortalecen las uñas, evitando que se quiebren o descamen, y promueven su crecimiento saludable. Al aplicarse en las uñas y cutículas, este aceite vegetal proporciona una hidratación profunda que mejora su apariencia, haciendo que las uñas se vean más brillantes y las cutículas más suaves. Además, ayuda a proteger las uñas de infecciones gracias a sus propiedades antisépticas y antifúngicas.
Buen cicatrizador
El aceite de argán tiene propiedades cicatrizantes gracias a su contenido en antioxidantes y ácidos grasos esenciales. Estos compuestos favorecen la regeneración celular y la reparación de tejidos dañados, lo que lo convierte en un aliado para tratar cicatrices, estrías, quemaduras y otras imperfecciones de la piel. Su capacidad para estimular la producción de colágeno también ayuda a mejorar la textura y elasticidad de la piel, promoviendo una cicatrización más rápida y efectiva. Muchas personas aplican aceite de argán en cicatrices de acné u otras marcas para reducir su apariencia con el tiempo.