
Imagina la imagen: un niño juega en un parque infantil, se acerca al banco donde están sus padres con la merienda, come un poco de fuet, le da un trago a su lata de cerveza 0,0... y corre a lanzarse de nuevo por el tobogán. ¿Esto es posible? Dicho de otra forma: ¿Pueden los niños beber cerveza sin alcohol o 0,0?
Para dar una respuesta, lo primero es aclarar que la cerveza sin alcohol y la cerveza 0,0 no son lo mismo. La primera, pese a su nombre, sí lleva alcohol, aunque su graduación es menor al 1% en volumen, ya que por ley el máximo de alcohol que puede llevar esta clase de bebida es de 0,9%. Por su parte, la 0,0 tampoco es exactamente 0,0: esta denominación —aunque se encuentra en un vacío legal y por tanto no necesita especificar cuánto alcohol contiene, pues las normas sólo lo exigen a partir del 1%— contiene como máximo un 0,04% de alcohol, pues si alcanza el 0,05% debería etiquetarse como un 0,1% por redondeo y no podría llevar esa denominación.
¿Y no es posible que exista una cerveza que realmente sea 0,0, que no tenga absolutamente nada de alcohol? Por el momento, con la tecnología que se utiliza hoy en la industria, en principio no es posible. Los niveles máximos a los que se consigue rebajar el alcohol en la actualidad son de un 0,03%.
Por todo ello, los expertos en salud afirman que, aunque apenas contengan alcohol, estas bebidas no son aptas para el público infantil. Sin embargo, las razones que dan son más sociales y educativas que sanitarias: con unos porcentajes tan bajos de alcohol, las cervezas 0,0 no podrían intoxicar a los niños y su organismo podría eliminar sin problema esa graduación. De todos modos, los pediatras y asociaciones de salud infantiles insisten en que no es recomendable exponer a los menores a ninguna cantidad de alcohol, aunque esta sea mínima, porque advierten que el consumo de una bebida que imita a la cerveza podría generar en los más pequeños una imagen positiva hacia el consumo de drogas y crear una familiaridad con ellas. Eso sí, una cerveza 0,0 no sería más perjudicial para un niño que una Coca-Cola u otro refresco azucarado.
Bebidas perjudiciales para los niños
La mayoría de las bebidas —más allá del agua, los zumos de frutas sin azúcares añadidos y las infusiones suaves— no son buenas para los niños.
Entre las más perjudiciales, destacan las bebidas deportivas y las bebidas energéticas, que contienen sustancias que pueden hacerles daño. En un informe, la American Academy of Pediatrics (AAP) de Estados Unidos comenta que “algunos niños están consumiendo bebidas energéticas que contienen grandes cantidades de cafeína cuando lo que quieren es simplemente rehidratarse después del ejercicio”.
Los refrescos, por otra parte, tienen un exceso de azúcar y de calorías, además de un bajo valor nutritivo, y sus efectos sobre los más pequeños están bien estudiados: riesgo de obesidad infantil, caries y dificultades para conciliar el sueño.
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