Los progresos de la medicina han permitido aumentar sensiblemente la esperanza de vida de las personas. Por eso, ahora la ciencia no solo se ha encontrado con nuevos límites de la longevidad humana, no tanto relacionados con las enfermedades, sino con el envejecimiento natural del organismo, el cual viene determinado por un deterioro físico y mental que, progresivamente, va ganándole terreno a la vida que nos queda.
Es por esto que un gran número de investigaciones no se centran tanto en intervenciones médicas como en el cuidado de los hábitos, en busca de acompañantes ‘saludables’ que permitan un envejecimiento saludable. En este sentido, uno de los alimentos que más protagonismo ha ganado en las rutinas alimentarias son los frutos secos.
Esta comida posee varias virtudes muy ensalzadas por los nutricionistas: grasas saludables, proteínas, fibra, reducción del colesterol, ricos en omega-3, protección de las arterias, ralentización del envejecimiento de las células y prevención de enfermedades como el cáncer o patologías cardiovasculares. Una larga lista de argumentos a los que habría que sumar un beneficio más, confirmado por varios estudios más recientes: los beneficios para la memoria y la conservación de la salud cognitiva.
Un claro ganador
En este sentido, es casi poético que uno de los frutos secos que mejor repercute en nuestra cabeza sea la nuez. Un alimento con una forma peculiar que nos recuerda, en última instancia, al órgano que más se beneficia de sus nutrientes. Un estudio publicado en la revista Clinical Nutrition y elaborado por varios investigadores de Países Bajos no deja lugar a dudas: consumir 60 gramos de nueces de manera diaria puede llegar a mejorar hasta un 16% la memoria verbal en menos de 4 meses, además de obtener otros beneficios como una mayor salud arterial y una mejora en la circulación de los vasos oculares.
Las nueces contienen varios antioxidantes especialmente positivos para nuestro organismo, como la vitamina E, los polifenoles o los ácidos grasos de omega-3, que protegen las células de nuestro cerebro, reducen los procesos inflamatorios y potencian la comunicación entre las neuronas. Además, otros estudios anteriores ya habían relacionado su consumo con la reducción del riesgo de desarrollar alzhéimer o de ralentizar la progresión de esta enfermedad.
Mejorar el pensamiento y la capacidad de razonar
Nueces aparte, la ciencia ha dejado claro que los frutos secos son, en general, un alimento que deberíamos incluir en nuestra dieta (en cantidades, como siempre, razonables) para mantener nuestro cerebro fuerte y sano. Si la investigación con las nueces solo se hizo con 26 sujetos, en China decidieron ir más allá y realizar un seguimiento a unas 5.000, durante nada más y nada menos que 22 años.
El 17% de toda esta multitud ingería frutos secos de forma habitual, y comparando sus resultados con aquellos que no lo hacían, encontraron que los primeros presentaban un mejor rendimiento en su capacidad de pensar, razonar y recordar, situando la diferencia en tono a un 60%. Por otro lado, los análisis también han mostrado cómo algunas conocidas dietas, como la Mediterránea o la DASH, que incluyen este tipo de alimentos, podrían ayudar a prevenir la demencia en edades avanzadas.