Ir subido en un avión y creer que en cualquier momento va a estrellarse, conducir un coche y pensar que se va a sufrir o un accidente o estar en la playa y temer que aparezca un tiburón son solo algunos de los pensamientos recurrentes que experimentan muchas personas. Aunque todos podemos en algún momento llegar a tener estos pensamientos, si se dan de forma constante hasta el punto de causarnos un malestar, es posible que nos encontremos ante un problema de salud mental.
Los pensamientos catastróficos suelen estar asociados a la ansiedad y la depresión, y consisten en imaginar las peores consecuencias posibles a cualquier situación que se plantee, a pesar de las escasas probabilidades de que ocurra ese trágico desenlace. El gabinete Con Psicología, con sede en Ourense (Galicia) explica que el paciente de estos pensamientos catastróficos no consigue abandonarlos “y le causan además mucho malestar”.
Los psicólogos también llaman a la calma, pues tener alguna de estas ideas de forma puntual no está asociado a ningún trastorno de ansiedad. De hecho, “es natural que de vez en cuando nos asalte algún temor infundado o poco probable”. Solo se considera un motivo de alarma para acudir a un profesional de la salud mental cuando los pensamientos catastróficos son muy frecuentes, hasta el punto de condicionar nuestro comportamiento.
Cómo detectar los pensamientos catastróficos
Los pensamientos catastróficos aparecen de repente en nuestra mente de forma involuntaria y ante situaciones que, realmente, no suponen ningún peligro para nuestra integridad física y mental, o el riesgo es muy bajo. Estas ideas recurrentes implican cierta distorsión de la realidad, ya que esta se observa desde un prisma trágico o triste.
Los expertos de este gabinete explica que estos pensamientos son contraproducentes. “Dar vueltas en la cabeza a estos peligros imaginarios no lleva a la extinción del miedo, al contrario: se multiplica. Esto se debe a la llamada ‘probabilidad subjetiva’: cuanto más pensamos una cosa, más probable nos parece. Y esto sucede aunque la realidad demuestre lo contrario. Por ejemplo, aunque sepas que estadísticamente es bastante improbable que pierdas a toda tu familia en un accidente, no puedes evitar pensar en ello”.
Cómo controlar los pensamientos catastróficos: 5 estrategias
- La exposición controlada: en lugar de evitar los pensamientos catastróficos, sumérgete en ellos de manera controlada. Reflexiona sobre las posibles consecuencias de tus peores temores y visualiza cómo podrías superar esas situaciones. Establece un momento y lugar específicos para este ejercicio diario, lo que puede ayudarte a evitar que estos pensamientos te abrumen en otros momentos del día.
- La distracción consciente: cuando te asalte un pensamiento catastrófico, dirige tu atención hacia una actividad específica que te ayude a desconectar. Puedes optar por ver tu serie favorita, escuchar música o concentrarte en describir detalladamente lo que tienes a tu alrededor mentalmente. Esta táctica puede ser un buen punto de partida para dirigir y controlar tus pensamientos.
- La posposición gradual: negocia contigo mismo posponer los pensamientos catastróficos durante unos minutos y aumenta gradualmente el tiempo que puedes resistir sin ceder a ellos. Este enfoque puede ayudarte a ganar control sobre cuándo permites que estos pensamientos dominen tu mente
- La aceptación consciente: acepta que no puedes controlar completamente la aparición de estos pensamientos, pero sí puedes aprender a gestionar la ansiedad que te provocan. Cuando surjan, no intentes rechazarlos; permíteles estar presentes en tu mente durante un tiempo limitado, recordando que eventualmente se desvanecerán.
- La expresión creativa: hablar o escribir sobre tus miedos puede ser terapéutico. Algunas personas encuentran alivio al dibujar sus miedos o componer canciones sobre ellos. Si el dibujo o la música te han ayudado en otros momentos difíciles, inténtalo cuando te sientas abrumado por pensamientos catastróficos. Este proceso creativo puede ayudarte a apartar el miedo de tu mente.