La fruta es un gran aliado. No obstante, siempre hay unas que resultan más apetecibles que otras. Y es que son muchos los que recurren a las bayas para introducir la fruta en la alimentación de los más pequeños. Esto se debe a que su sabor dulce y su aspecto colorido se parece al de las gominolas, por lo que los niños se acercan a ellas como tales.
Del mismo modo, en la alimentación adulta, estas últimas se utilizan para complementar postres saludables, como bowls de yogur y cereales o batidos de frutas. O simplemente para disfrutar de un puñado de ellas. Las uvas y las grosellas son las bayas preferidas para esto.
Además, dada la temporalidad de estas frutas, parecen que una sustituye a la otra. En este sentido, mientras que las grosellas se recogen durante los meses de junio, julio y agosto, la temporada de uvas se extiende de septiembre a noviembre, según los datos del Ministerio de Agricultura.
Diferencia entre uva y grosella
Aunque las uvas y las grosellas son frutos pequeños y similares en apariencia, presentan grandes diferencias nutricionales. En cuanto al contenido calórico, las uvas tienen un mayor aporte debido a su elevado nivel de azúcares naturales. Con unas 69 calorías por cada 100 gramos, superan a las grosellas, que contienen alrededor de 56 calorías en la misma cantidad, según indica la Fundación Española de Nutrición (FEN).
En el aspecto vitamínico, las grosellas destacan por su alto contenido en vitamina C. Mientras que aportan más de 40 miligramos de esta vitamina por cada 100 gramos, las uvas solo contienen unos 10 miligramos. Las grosellas también ofrecen una mayor cantidad de fibra, lo que favorece el tránsito intestinal y contribuye a una digestión saludable.
En cuanto a antioxidantes, ambos frutos son ricos en estos compuestos, aunque de manera diferente. Las uvas, especialmente las variedades oscuras, son una fuente importante de resveratrol, conocido por sus beneficios para la salud cardiovascular. Por su parte, las grosellas destacan por sus altos niveles de antocianinas y flavonoides, también con efectos positivos en el organismo.
Qué beneficios tienen incorporar las uvas y las grosellas a la alimentación diaria
Incorporar cualquier tipo de fruta a la dieta siempre es beneficioso. En lo que respecta a las uvas y a las grosellas, esto es gracias a su aporte vitamínico y rico en antioxidantes. Las uvas, especialmente las variedades oscuras, son ricas en resveratrol, un antioxidante que puede mejorar la salud cardiovascular al reducir el riesgo de enfermedades del corazón. Además, contienen vitamina C y vitamina K, que contribuyen al fortalecimiento del sistema inmunológico y a la salud ósea. Las uvas también son hidratantes por su alto contenido de agua y proporcionan energía rápida gracias a sus azúcares naturales.
Por su parte, las grosellas destacan por su alto contenido en vitamina C, mucho mayor que el de las uvas, lo que las convierte en un aliado para reforzar el sistema inmunológico y mejorar la absorción de hierro. También son una fuente importante de fibra, lo que ayuda a regular el tránsito intestinal y mejorar la digestión. Además, las grosellas contienen antocianinas y flavonoides, potentes antioxidantes que protegen las células del daño oxidativo y contribuyen a la reducción de la inflamación.
El consumo regular de ambas frutas puede mejorar la salud cardiovascular, fortalecer el sistema inmunológico y favorecer una digestión saludable, además de proporcionar una fuente natural de energía.