Qué pasa si ganas músculo demasiado rápido: los peligros del culturismo

El desarrollo muscular implica una mayor demanda de oxígeno y nutrientes. Si el cuerpo no se adapta a este cambio, el sistema cardiovascular puede verse afectado

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Hombre echando proteína en polvo en un vaso, una de las formas más recurrentes para ganar músculo (ShutterStock España)
Hombre echando proteína en polvo en un vaso, una de las formas más recurrentes para ganar músculo (ShutterStock España)

El culto al cuerpo lleva décadas siendo una constante. Los estándares cambian y el cuerpo ideal es diferente entre una época y otra, pero la opresión es la misma y el resultado se repite: los seres humanos hipotecan su propio bienestar para encajar en la norma estética del momento.

El ejercicio y la alimentación saludable son parte de una vida sana. Sin embargo, tanto el exceso como el defecto cargan contra la propia salud. Hace unas décadas el objetivo era alcanzar un cuerpo delgado, por lo que el déficit calórico ocasionaba graves problemas. A día de hoy, sin haber dejado atrás la obsesión por la dejadez, la silueta perfecta se asocia más con el cuerpo musculoso y fibrado. Pero esto también puede traer problemas.

Mancuernas en el gimnasio
Mancuernas en el gimnasio

Qué pasa si ganas masa muscular demasiado rápido

El aumento rápido de masa muscular puede provocar importantes efectos en el cuerpo. Los positivos son innegables, pero también hay que tener en cuenta la parte negativa. En este sentido, uno de los principales riesgos es el de sufrir lesiones musculares. Un crecimiento acelerado de la musculatura, sin la correcta adaptación de tendones, ligamentos y articulaciones, puede incrementar la probabilidad de sufrir desgarros o tendinitis. Asimismo, existe la posibilidad de generar un desbalance muscular. Si ciertos grupos musculares crecen más rápido que otros, esto puede afectar la postura y la ejecución de los movimientos, lo que también aumenta el riesgo de lesiones.

Otro factor a tener en cuenta es la posible sobrecarga en el sistema cardiovascular. El desarrollo muscular implica una mayor demanda de oxígeno y nutrientes. Si el cuerpo no se adapta a este cambio, el sistema cardiovascular puede verse sometido a un estrés considerable. El crecimiento acelerado de los músculos también puede derivar en un aumento del estrés metabólico, afectando la producción de hormonas y otros procesos esenciales para el organismo. Por último, la fatiga o el sobreentrenamiento son otros riesgos asociados. El esfuerzo que requiere ganar masa muscular rápidamente puede llevar a un agotamiento crónico, lo que se traduce en una disminución del rendimiento físico.

Para minimizar estos riesgos, los expertos recomiendan un crecimiento muscular gradual, acompañado de una alimentación adecuada, suficiente descanso y supervisión profesional en el ámbito deportivo o de la salud.

El cultismo, una tendencia cada vez más sonada

A medida que los cuerpos musculosos comenzaron a aumentar su presencia en portadas y escaparates, las salas de musculación de los gimnasios también vieron multiplicado su número de usuarios. Así, y como parte de una misma tendencia, el culturismo fue haciéndose cada vez más popular.

Este último, focalizado en el desarrollo extremo de la musculatura mediante ejercicios de resistencia y una dieta controlada, conlleva riesgos significativos si no se practica con precaución. Uno de los principales peligros es el uso de esteroides anabólicos, que, aunque aceleran el crecimiento muscular, están vinculados a problemas graves como daño hepático, enfermedades cardíacas y desequilibrios hormonales. Los efectos secundarios incluyen infertilidad y ginecomastia en los hombres.

Además, las dietas extremas que suelen llevar algunos de sus practicantes también presentan importantes riesgos para la salud, como deficiencias nutricionales que afectan el equilibrio metabólico y al bienestar general.

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