La concentración es la capacidad de enfocar la atención en una tarea específica, ignorando distracciones y manteniendo el enfoque durante un período prolongado. Pese a ser un proceso mental fundamental para el aprendizaje, la productividad y la ejecución de actividades complejas, parece que cada vez nos cuesta más permanecer concentrados durante mucho tiempo.
El entorno juega un papel crucial; un espacio tranquilo y libre de distracciones mejora la capacidad de concentrarse. Por otro lado, un entorno ruidoso o lleno de interrupciones dificulta el enfoque. La salud física también influye: la falta de sueño, la mala alimentación y el estrés pueden reducir la capacidad de concentración. La mente necesita estar en un estado óptimo para funcionar de manera efectiva.
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) puede dificultar la concentración, pero otros factores también influyen, como los hábitos de vida tienen un impacto significativo, como realizar múltiples tareas a la vez, lo que afecta más al cerebro que enfocarse en una sola tarea. El alcohol, el estrés emocional y ciertos medicamentos también pueden disminuir la capacidad de atención y concentración.
Algunos medicamentos como pastillas para dormir, antihistamínicos, ansiolíticos y otros pueden tener efectos secundarios que afectan la concentración. Además, la tecnología presenta un reto constante para la concentración. Las notificaciones de teléfonos, correos electrónicos y redes sociales interrumpen continuamente el flujo de trabajo, fragmentando la atención y reduciendo la productividad.
Por ello, la doctora Mallika Marshall ofrece una serie de recomendaciones para mejorar nuestra capacidad de concentración: cuatro cambios en nuestro estilo de vida. La doctora Mallika es profesora en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard y ejerce en la Clínica de Atención de Urgencias Chelsea del Hospital General de Massachusetts (MGH) y en el Centro de Salud Revere del MGH.
Cambios en la rutina para mejorar la concentración
La experta resume en cinco las acciones que podemos introducir en nuestro estilo de vida y que pueden ayudarnos a mantenernos enfocados durante más tiempo
- Hacer más ejercicio aeróbico. Dedicar 150 minutos a la semana a una actividad física aeróbica de intensidad moderada puede ayudarnos, pues este tipo de ejercicio aumenta el flujo sanguíneo a la corteza prefrontal, la parte del cerebro responsable del enfoque y la concentración. Algunas actividades de este tipo son correr, caminar a paso ligero, salir en bicicleta o nadar.
- Dormir lo suficiente. Descansar entre siete y nueve horas por la noche ayudará a sentirnos más concentrados y enfocados en nuestra tarea. Para ello es importante establecer una rutina de sueño en la que irse a la cama y despertarse todos los días aproximadamente a la misma hora. Si se padece algún problema médica que dificulte el sueño (apnea obstructiva del sueño, síndrome de piernas inquietas, frecuentes idas al baño por la noche, sudores nocturnos menopáusicos o dolor en las articulaciones), lo mejor es acudir a un profesional de la salud.
- Llevar una dieta saludable. Las dietas basadas en plantas, frutas y alimentos ricos en fibra (como la mediterránea) favorecen la salud cerebral, a diferencia de las basadas en azúcar.
- Revisar los medicamentos. Si se tienen problemas de concentración, se puede consultar al médico si el fármaco que se está tomando podría estar influyendo.