El queso es un ingrediente fundamental en muchas cocinas, ofreciendo un sabor distintivo a una amplia variedad de platos, desde pasta y ensaladas hasta bocadillos y hamburguesas. Este versátil derivado lácteo no solo se disfruta en comidas principales, sino también como aperitivo, acompañado frecuentemente de un buen vino. Así, desde los quesos frescos y suaves hasta los quesos añejos y fuertes, se ha cautivado a millones de paladares.
La base de su elaboración es la coagulación de la caseína y su posterior fermentación, procesos que varían y resultan en una impresionante diversidad de sabores, texturas y aromas. Sin embargo, el consumo de queso ha generado debate debido a la preocupación sobre su impacto en la salud cardiovascular, principalmente por su contenido en grasas saturadas y sodio.
En consecuencia, algunas personas optan por eliminar el queso de sus dietas para mantener un equilibrio nutricional. Es importante destacar, que no todos los quesos son iguales y que cada uno tiene diferentes niveles de estos componentes. Esto significa que hay opciones menos perjudiciales para la salud dentro de la vasta gama de quesos disponibles en el mercado.
Los quesos más sabrosos tienen un contenido más alto de grasas saturadas y sodio
Los quesos más sabrosos pueden estar cargados de grasas saturadas y sodio, lo que provoca preocupaciones para la salud, especialmente en el contexto de una dieta que favorezca la salud cardiovascular. El Dr. Chen-Han Chen, cardiólogo intervencionista certificado y director médico del programa de cardiopatías del Memorial Care, ha asegurado, según ha publicado Parade, que el queso es una rica fuente de proteínas de alta calidad y varios nutrientes esenciales, su consumo debe gestionarse con cuidado debido a su alto contenido calórico y la presencia de grasas saturadas y sodio. Esto se debe a que “pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular”.
No obstante, cada tipo de queso tiene características únicas, atribuidas a factores como el tipo de leche, el proceso de elaboración y el tiempo de maduración. Asimismo, en aras de nutrición, el queso es un aporte significativo de calcio, fósforo, zinc y vitaminas como A, B12 y riboflavina. Sin embargo, los quesos procesados y duros, como el parmesano, el cheddar y los quesos azules, suelen contener más grasas saturadas y sodio, además de ser calóricamente densos, lo que puede ser problemático para quienes buscan perder peso.
Pese a estos inconvenientes, algunos tipos de queso presentan perfiles nutricionales más favorables, ya que puede ser parte de una dieta saludable siempre que se sigan las recomendaciones de un cardiólogo. De este modo, se sugiere evitar los quesos muy procesados o manufacturados, que vienen con una mayor cantidad de aditivos y grasas saturadas. Entre estos se incluyen las lonchas de queso fundido y los quesos para untar.
Para quienes buscan opciones más saludables, se recomienda optar por quesos bajos en grasa o versiones light, y consumirlos con moderación. Tomar en cuenta el contexto de la dieta general y ajustar las porciones y las variedades según las necesidades individuales y objetivos de salud, puede marcar la diferencia para un mejor manejo del consumo de queso. Pero entonces, ¿cuál es el queso ideal según el doctor Chen?
Beneficios del consumo de queso en pequeñas dosis
El consumo de queso puede tener efectos positivos para la salud, por ejemplo, puede prevenir la enfermedad cardiovascular, disminuir los triglicéridos plasmáticos y aumentar el colesterol HDL, aseguró el Dr. Cheng-Han Chen. En concreto, el queso mozzarella es el elegido como una excelente opción para incluirlo en la dieta debido a sus múltiples beneficios para la salud, según las declaraciones del cardiólogo.
Por su parte, el Departamento de Agricultura de EE. UU. proporciona detalles nutricionales sobre este queso: una onza de mozzarella contiene 6,29 gramos de proteína, 143 miligramos de calcio, 138 miligramos de sodio y 3,94 gramos de grasas saturadas. Estas cifras subrayan la riqueza nutritiva del queso mozzarella y sus potenciales beneficios para la salud.
Este tipo de queso destaca por ser una buena fuente de proteínas y calcio, además de contener probióticos que pueden favorecer tanto la salud intestinal como el sistema inmunológico. El doctor enfatiza que “la mozzarella fresca también tiene menos grasa saturada y sodio que otros quesos”, lo que la convierte en una alternativa más saludable dentro de la alimentación diaria.
No obstante, es relevante tener presente la moderación en su consumo debido a la presencia de grasas saturadas y calorías, elementos a considerar especialmente si se busca controlar su ingesta.