España sigue sin beber vino: el consumo cae un 10% desde 2019 hasta menos de 7 litros por habitante

España es el tercer mayor productor de vino del mundo, pero el consumo interno está muy por debajo de lo que se bebe en Francia e Italia, los otros dos grandes elaboradores. En 2023, cada español gastó tres euros por litro bebido

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Vino tinto Malbec. (Freepik)
Vino tinto Malbec. (Freepik)

A los españoles les gusta presumir de su vino, incluso -cuando se envalentonan- aseguran que es mejor que el que se elabora en Francia, pero no se lo beben. De hecho, según los datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), España presenta el menor consumo entre los tres mayores productores vitivinícolas de Europa: los 980 millones de litros consumidos en el país están muy lejos de los 2.180 millones consumidos en Italia y más aún de los 2.440 millones disfrutados en territorio galo.

Sin embargo, el consumo de los españoles es mucho menor. Las cifras difundidas por la OIV tienen en cuenta todo el vino bebido dentro de un territorio, por lo que no discrimina lo que hayan podido catar los algo más de 85 millones de turistas que visitaron España el pasado año. La realidad es que el consumo de la población local no ha dejado de disminuir desde, al menos, los últimos cinco años. En este sentido, en 2023, tal como lo reflejan los datos divulgados por el Ministerio de Agricultura, los habitantes de España bebieron 322,6 millones de litros de vino.

El año pasado, de acuerdo al último Informe del Consumo Alimentario, cada residente bebió tan sólo 6,9 litros de vino, un 10,4% menos que los 7,69 litros consumidos en 2019. Según el estudio elaborado por el Gobierno, en 2023 los hogares españoles destinaron el 1,3% de su presupuesto para alimentación a la compra de vinos, lo que supone un gasto per cápita de 23,22 euros.

Este desembolso, no obstante, es similar al registrado en 2019, lo que responde no a un consumo de mayor calidad sino al incremento del 11,5% del precio medio del litro de vino a lo largo de este tiempo. Esto también explica que, pese a la caída del 9,1% del volumen, la facturación de las empresas productoras haya aumentado un anecdótico 1% en los últimos cinco años, hasta los 1.086 millones de euros.

La bodega donde puedes degustar vinos de Ronda bajo los frescos de un histórico monasterio de los “viejos descalzos”.

Entre las preferencias de los españoles, el año pasado el vino tinto mantuvo su liderazgo tanto en volumen como en valor, con cuotas del 51% y del 52,6%, respectivamente, pese a ser el tipo de vino que más se redujo respecto a 2022 (-8,9 %). En segundo lugar se posicionan los blancos, que suponen un 42% del volumen total y un 40,1 % de la facturación, la cual crece un 6,6%. Por su parte, el vino rosado representa un 7,1% en volumen y un 7,3% de las ventas, parámetros que acusan un retroceso tanto en volumen (-5%) como en valor (-4,2%).

A la caza de las nuevas generaciones

“Creo que hemos pecado de hacer del vino un mundo demasiado serio durante mucho tiempo y lo hemos hecho poco atractivo para las nuevas generaciones”, reflexiona, en búsqueda de una respuesta a este bajo consumo, Mayte Calvo, directora técnica de Bodegas Bilbaínas, en diálogo con Infobae España. “Es cierto que nuestro modo de vida ha cambiado y que las restricciones sobre el alcohol están encima de la mesa, pero hace 60 o 50 años el consumo de vino era habitual, estaba mucho más integrado en el día a día de lo que lo tenemos hoy”, asegura la responsable de los vinos de una de las casas más prestigiosas del centenario Barrio de la Estación, en Haro, la capital del Rioja.

Para Calvo, la industria debe buscar la forma de atraer a nuevos consumidores, y señala a los jóvenes de 30 años que empiezan a tener cierta independencia y soltura económica. “Ahora estamos intentando comunicar de un modo más relajado para llegar a los consumidores de todos los rangos de edades”, afirma la enóloga, que coloca el 80% de sus vinos en el mercado nacional.

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