Las personas que tienen horarios de comida irregulares tienen más riesgo de padecer ansiedad o depresión, según un estudio de la Universidad Jio Tong de Shanghai en China. El peligro aumenta especialmente si se retrasa el desayuno o la cena, pues se produce una mayor alteración del estado de ánimo, como muestran en los resultados ya publicados en la revista JAMA Network Open.
Para realizar el experimento, se analizaron datos de 22.600 miembros de tripulación de aerolíneas que participaron en una encuesta de salud. Se les realizó un seguimiento de cuándo desayunaban y cenaban y cuánto tiempo pasaba entre las comidas. Más tarde, compararon los datos extraídos con unas puntuaciones en torno a ansiedad y depresión.
Los resultados mostraron que aquellos trabajadores que retrasaban sus cenas más allá de las ocho de la tarde tenían el doble de riesgo de depresión y un 78% más de riesgo de ansiedad, en comparación con cuando comían más pronto. De igual forma, retrasar el desayuno hasta después de las nueve de la mañana aumentaba el riesgo de depresión en un 73% y de ansiedad en un 79%.
“Descubrimos que los ritmos alimentarios de los individuos que ejercen esta profesión variaban según el horario de las operaciones de vuelo (temprano por la mañana o tarde por la noche)”, explican los investigadores. “Estos ritmos alimentarios irregulares se asociaron con mayores probabilidades de ansiedad y depresión”.
En cambio, las personas que realizaban sus comidas dentro de un período de 12 horas todos los días tenían un riesgo un 16% menor de ansiedad y un 19% menos de depresión, en comparación con los trabajadores que sí llevaban un horario de las comidas más desajustado.
El efecto en el ciclo de sueño/vigilia
En esa línea, los investigadores también pudieron observar que esa desfase en los horarios de las comidas tenía un efecto en el ciclo de sueño/vigilia del cuerpo, el ritmo circadiano. Algo que desde hace tiempo se relaciona con un peor estado de ánimo.
Por otra parte, los científicos del estudio creen que estos horarios irregulares abundantes en los trabajadores de las compañías aéreas pueden tener en ellos unos efectos negativos peores que en el resto de la sociedad. “A través de un entrenamiento riguroso y el desarrollo de la resiliencia, se presume que las tripulaciones de las aerolíneas son más capaces de lidiar mejor con el estrés y gestionar emergencias que los trabajadores promedio. Por lo tanto para un trabajador por turnos típico las consecuencias psicológicas podrían ser más graves”, concluyen los investigadores.
La situación de la depresión en España
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de dos millones de personas sufren depresión en España. De todas ellas, unas 230.000 sufren una depresión grave. El impacto de la depresión se observa tanto en hombres como en mujeres, aunque la prevalencia es mayor en el género femenino. Las mujeres reportan tasas de depresión diagnosticada prácticamente el doble que los hombres, lo que pone de manifiesto la necesidad de abordar esta condición con una perspectiva de género.