Originariamente, el carpaccio se preparaba a base de solomillo, pero en realidad hay cientos de formas e versionar esta receta a nuestro gusto, siguiendo las bases de esta delicia original de la gastronomía italiana. Esta receta en concreto utiliza el tomate como sustituto de la carne, permitiéndonos preparar un plato vegetariano, saludable y fresco perfecto para una sencilla y rápida cena de verano.
El tomate, protagonista en esta receta, es una fruta estacional que tiene el verano como momento de gloria. Durante los meses de julio, agosto y septiembre, podemos encontrar en nuestros mercados y fruterías los tomates más frescos y jugosos, frutos que, en su punto perfecto de maduración, necesitan de muy poco para brillar. Con solo unos toques de sal y aceite de oliva virgen extra basta para realzar al máximo su sabor, aunque en este carpaccio hemos añadido algunas opciones extra que le pueden dar un toque diferente y muy original.
Este plato es una celebración de ingredientes frescos y de calidad, que resaltan cuando se preparan de esta manera simple y riquísima. Pero es que, además, también es una receta de lo más saludable. Los tomates, ricos en antioxidantes y vitaminas, se combinan perfectamente con el aceite de oliva, una grasa saludable conocida por sus beneficios para el corazón.
El origen del carpaccio
El carpaccio es un plato de la cocina italiana que se prepara a base de carne cruda o de pescado. Su ingrediente principal puede ser desde carne de ternera, atún o salmón hasta opciones tan sorprendentes como avestruz, nutria o venado. Esta carne se corta en lonchas extremadamente finas y se adereza con aceite de oliva virgen extra, limón, pimienta, queso parmesano y otros ingredientes como los piñones o las nueces.
Aunque asociemos este plato a la antiquísima tradición de la gastronomía italiana, en realidad el carpaccio es una receta de creación reciente. Si bien -como es común en el mundo de la gastronomía - su origen exacto es difícil de conocer con certeza, hay una historia que narra su origen. Según esta leyenda, fue Giuseppe Cipriani del Harry’s Bar de Venecia al que se le ocurrió la idea del carpaccio allá por el año 1950. Habría sido preparado a petición de una cliente y amiga del cocinero, la condesa Amalia Nani Mocenigo, a quien su médico le había prescrito comer carne cruda.
Cipriani quedó satisfecho con su invención y decidió continuar elaborándola en su restaurante. La bautizó como Carpaccio por su similitud cromática con las obras del pintor Vittore Carpaccio, cuyas obras se caracterizaban por la presencia de tonos rojos y amarillos.
Desde ese momento, hace ya más de medio siglo, el carpaccio inventado por Ciprini ha sido versionado de cientos de maneras, con ingredientes como el salmón, calabacín, setas o tomate, como es este caso.
Receta de carpaccio de tomate con lascas de parmesano
Tiempo de elaboración: 15 minutos
Raciones: 4 personas
Ingredientes:
- 4 tomates grandes y maduros
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- Sal marina al gusto
- Pimienta negra recién molida al gusto
- Hojas de albahaca fresca
- Queso parmesano rallado o en lascas
- Aceitunas negras (Opcional)
- Gotas de vinagre balsámico (Opcional)
Elaboración:
- Lava bien los tomates y sécalos con un paño limpio.
- Corta los tomates en rodajas muy finas utilizando un cuchillo bien afilado o una mandolina.
- Coloca las rodajas de tomate en un plato grande, superponiéndolas ligeramente.
- Rocía los tomates con el aceite de oliva virgen extra de manera uniforme.
- Espolvorea sal marina y pimienta negra al gusto sobre los tomates.
- Distribuye las hojas de albahaca fresca sobre las rodajas de tomate.
- Añade queso parmesano rallado o en lascas, aceitunas negras y/o unas gotas de vinagre balsámico si lo deseas.
- Deja reposar el plato durante unos minutos para que los sabores se mezclen antes de servir.