El aceite de oliva es un producto clave en la dieta mediterránea. De hecho, la mayoría de las grandes recetas de la gastronomía española cuenta con el oro líquido entre su lista de ingredientes. Sin embargo, el continuo encarecimiento que ha sufrido este producto a lo largo de los últimos meses, ha provocado que una gran parte de la ciudadanía se plantee si merece la pena seguir contando con él en la despensa.
En este contexto, el aceite de girasol se presenta como su mejor sustituto. De hecho, este es una de las grasas más consumidas a nivel mundial y la segunda de más éxito en España, tan solo superada por el aceite de oliva. Sin embargo, esta clasificación se explica a partir de las propiedades nutricionales de este último.
Por qué el aceite de oliva sigue siendo la mejor alternativa nutricional
La Fundación Española del Corazón subraya que estudios científicos demuestran cada vez más los beneficios del aceite de oliva para la salud. Por ello, los nutricionistas recomiendan su uso por encima de otros aceites vegetales, ya que mantiene sus propiedades a altas temperaturas. Gracias a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, el aceite de oliva protege la mucosa del esófago, favorece la digestión, reduce el riesgo de enfermedad coronaria al disminuir el colesterol LDL y aumentar el HDL, y mejora el control metabólico de la diabetes.
En este contexto, cabría decir que en términos de perfil de grasas, el aceite de girasol alto oleico no refinado es comparable al aceite de oliva y además se trata de una opción mucho más económica. Sin embargo, el aceite de oliva virgen extra ofrece beneficios adicionales gracias a sus compuestos bioactivos y antioxidantes, ausentes en el aceite de girasol.
¿Es malo el aceite de girasol?
El aceite de girasol no es “malo” en sí, pero su consumo excesivo puede tener efectos negativos en la salud. Su alto contenido de ácidos grasos omega-6 puede aumentar la inflamación y el riesgo de enfermedades crónicas. Además, es inestable a altas temperaturas, lo que puede provocar oxidación y la formación de radicales libres dañinos. El aceite refinado puede contener residuos químicos del proceso de refinamiento y perder nutrientes naturales como la vitamina E y antioxidantes. Por ello, es importante elegir aceite de girasol alto oleico, considerando su perfil de ácidos grasos.
Por qué no se puede reutilizar el aceite de girasol
El aceite de girasol tiende a recomendarse para las frituras debido a su precio más económico. Ahora bien, lo cierto es que no es un producto adecuado para este uso, al menos no tanto como el aceite de oliva. Así, el aceite de girasol es más propenso a formar polímeros similares a las grasas saturadas y trans bajo el efecto del calor, lo que lo hace menos recomendable para este uso. Con todo, si finalmente se decide emplearlo para freír, es importante no reutilizarlo.
Al calentarse repetidamente, el aceite de girasol se descompone y genera compuestos nocivos, como aldehídos y acroleína, que pueden ser perjudiciales para la salud y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas. Además, la reutilización del aceite aumenta su oxidación, lo que contribuye al estrés oxidativo y la inflamación en el cuerpo.