De avena, de soja, de arroz, de almendra, de avellana, de coco... En la actualidad el mercado cuenta con una amplia gama de bebidas de cereales y semillas. Y es que cada vez más personas eligen consumir leche vegetal como alternativa a la leche tradicional de vaca. Sin lactosa, ni lácteos, ni alérgenos son una opción ideal para aquellos que llevan una dieta vegana o para los intolerantes.
Sin embargo, otros tantos la eligen sólo por su sabor, no por razones que tengan que ver con la salud. Acorde a datos de Statista, en los últimos años se ha extendido cada vez más la popularidad de bebidas alternativas a la leche de origen animal. En 2022, se consumieron cerca de 7.110 millones de kilos de sustitutos de la leche a nivel mundial. Pero, ¿es del todo sana esta práctica?
Riesgo de sufrir deficiencia de yodo
Debido a los cambios que se han introducido en la dieta en las últimas décadas, como por ejemplo, dejar de consumir leche de vaca y optar por las alternativas vegetales, una parte significativa de la población europea corre el riesgo de sufrir deficiencia de yodo, según un informe publicado por la Organización Mundial de Salud junto con la Red Mundial del Yodo (IGN). La alerta hace hincapié en que la ingesta insuficiente de este mineral está volviéndose un problema persistente y cada vez mayor a nivel europeo. Lo que conlleva riesgos para la salud de las personas, sobre todo, para las embarazadas, que son quienes tienen mayores necesidades de este componente.
El director regional de la OMS para Europa, Hans Henri P.Kluge, ha avisado de que “el cambio hacia alternativas lácteas de origen vegetal, en particular entre las mujeres- que ya tienen un mayor riesgo de deficiencia de yodo y de enfermedades tiroideas que los hombres- es preocupante para su nutrición, especialmente en los países que dependen de la leche como fuente de este mineral, ya que la mayoría de estas alternativas no lo contienen”.
Las autoridades sanitarias han señalado la disminución en el consumo de leche y productos lácteos en Europa Occidental y Central, observándose una baja notable entre adolescentes y adultos. Esta tendencia ha despertado preocupaciones debido al riesgo elevado de deficiencia de yodo en estas poblaciones, un mineral crucial para la salud pública.
Qué es el yodo
El yodo, tal y como explica Medlineplus, es un oligoelemento y nutriente que se encuentra de forma natural en el cuerpo, necesario para que las células transformen los alimentos en energía. Los seres humanos lo necesitamos para el funcionamiento normal de las tiroides y para la producción de las hormonas tiroideas.
Qué pasa si no tomo el suficiente yodo
- No se produce la cantidad suficiente de la hormona tiroidea, lo que aumenta la frecuencia de otros trastornos como nódulos tiroideos o hipertiroidismo.
- Aparición de bocio: un bulto o hinchazón en la parte delantera del cuello causada por la inflamación de la tiroides.
- En las embarazadas podría ocasionar daños permanentes al feto, como retrasos en el crecimiento, discapacidad intelectual y desarrollo sexual tardío.
- Coeficiente intelectual inferior al normal en bebés y niños.
- Reducir la capacidad de los adultos para trabajar y pensar con claridad.
La principal consecuencia de no tomar la cantidad indicada de yodo es que las personas no producen los niveles necesarios de hormona tiroidea, pudiendo causar muchos problemas. Además del bocio, la ausencia de este mineral aumenta la frecuencia de otros trastornos como nódulos tiroideos o hipertiroidismo, que si no se trata eleva el riesgo de arritmia, de insuficiencia cardíaca, osteoporosis, complicaciones del embarazo y deterioro cognitivo en personas mayores.