Receta de gazpacho de sandía, la versión más original, nutritiva e hidratante de este clásico andaluz

Probablemente, el gazpacho sea uno de los platos más tradicionales y reconocibles de nuestra gastronomía, a la vez que uno de los que más variaciones ha sufrido con el paso de los siglos. El gazpacho tradicional tiene sus orígenes en Andalucía, en concreto, en los campesinos y jornaleros que aprovechaban los recursos disponibles para crear esta receta. La receta primitiva de esta sopa fría nació en Al-Ándalus, una mezcla que en ese momento no incluía hortalizas y se limitaba a agua, aceite y vinagre. La historia del gazpacho sufrió un cambio significativo con el descubrimiento de América, gracias a la llegada de productos como el pimiento y el tomate.

Con el paso del tiempo, como ha ocurrido con casi cualquier plato de larga trayectoria, la receta del gazpacho clásico ha ido incorporando nuevos ingredientes. A pesar de que muchos prefieren el tradicional, lo cierto es que el tomate es de esos alimentos que combinan a la perfección con otros productos como las cerezas, fresas o sandía, lo que ha traído consigo otras versiones gastronómicas de esta deliciosa sopa fría.

Esta última fruta, la sandía, será la protagonista de esta receta, una versión del gazpacho más tradicional que utiliza la fruta más veraniega de todas. Esta versión del plato tradicional andaluz combina la frescura de la sandía con los sabores tradicionales del gazpacho, creando una sopa fría que se caracteriza por un delicioso sabor dulce y ligero.

El gazpacho clásico se elabora principalmente con tomates, pepino, pimiento, ajo, aceite de oliva y vinagre pero, en esta versión moderna, parte del tomate se sustituye por sandía, lo que le aporta un toque frutal y un color vibrante. Perfecto para servir como entrante o aperitivo en cualquier comida veraniega, el gazpacho de sandía no solo es delicioso sino también muy nutritivo, rápido y fácil de preparar.

Por sí mismo, el gazpacho tradicional es un plato muy ligero, refrescante y rico en vitaminas, minerales y antioxidantes, nutrientes que se ven incrementados con la presencia de la sandía. La capacidad de esta fruta veraniega para hidratarnos y refrescarnos hacen de esta una de las más populares delicias de la época estival, aunque quizás no muchos conocen sus beneficios para la salud.

Uno de los rasgos más destacados de la sandía es que es la fruta con más cantidad de agua, representando el 95% de su peso, como recoge la Fundación Española de Nutrición (FEN). Consumir sandía diariamente puede ayudar a reponer los líquidos perdidos durante el ejercicio o en climas calurosos, previniendo la deshidratación y promoviendo una piel saludable y radiante.

Además, sandía es una buena fuente de potasio, un mineral vital para el funcionamiento adecuado del cuerpo que ayuda a regular el equilibrio de líquidos y electrolitos en las células, lo que es crucial para mantener una presión arterial saludable. Asimismo, el potasio es esencial para la función muscular y nerviosa, y su consumo adecuado puede ayudar a prevenir calambres musculares.

La FEN también destaca el aporte de vitamina A que tiene esta fruta, un nutriente esencial para la salud ocular y la función inmunológica. Contiene también carotenoides sin actividad provitamínica, como el licopeno. El licopeno es un poderoso antioxidante que ha sido objeto de numerosos estudios por sus posibles beneficios para la salud, incluidos la reducción del riesgo de ciertos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.

Más allá de todos estos nutrientes, la sandía es una fruta baja en calorías, con solo alrededor de 30 calorías por cada 100 gramos según la FEN. Su alto contenido de agua y fibra contribuye a una sensación de saciedad, lo que puede ayudar a reducir la ingesta calórica total. De esta manera, incorporarla en una dieta variada y equilibrada puede ser una estrategia eficaz para aquellos que buscan perder peso o mantener un peso saludable.

Tiempo de elaboración: 20 minutos

Raciones: 4 personas

Ingredientes:

• 500 g de sandía
• 500 g de tomates maduros
• 1 pepino mediano
• 1 pimiento rojo
• 1 cebolla pequeña
• 1 diente de ajo
• 50 ml de aceite de oliva virgen extra
• 2 cucharadas de vinagre de Jerez
• Sal al gusto
• Cubos de hielo (opcional)

Elaboración:

• Preparar los ingredientes: Lava bien los tomates, el pepino y el pimiento. Pela el pepino y corta todos los ingredientes en trozos grandes.
• Licuar los ingredientes: Coloca en la licuadora la sandía, los tomates, el pepino, el pimiento, la cebolla y el ajo. Licúa hasta obtener una mezcla homogénea.
• Añadir condimentos: Agrega el aceite de oliva, el vinagre, la sal y la pimienta a la mezcla. Licúa nuevamente para integrar bien todos los ingredientes.
• Refrigerar: Si prefieres un gazpacho bien frío, puedes añadir unos cubos de hielo a la mezcla o refrigerarla durante al menos una hora antes de servir.
• Servir: Sirve el gazpacho en vasos o cuencos, decorando con un chorrito de aceite de oliva y unos trozos pequeños de sandía o pepino si lo deseas.