El 71,5% de la población española consume complementos alimenticios, según reveló el informe Uso de suplementos nutricionales en la población española, por la Academia Española de Nutrición y Dietética y la Fundación MAPFRE en 2021. Las entidades llevan alertando un tiempo de la falta de evidencia científica sobre la seguridad y efectividad de muchos de estos productos. ¿Pero, qué son exactamente?
Los suplementos nutricionales o vitamínicos son productos que contienen gran cantidad de nutrientes y sirven para complementar la ingesta alimentaria. Tal y como apuntan desde la página de salud de Quirón hay más de 90.000 tipos en el mercado, que pueden derivar de fuentes naturales como el aceite de pescado, aunque la gran mayoría se crean en laboratorios. Muchos de ellos anuncian beneficios para la salud, por ejemplo, mejorar la memoria, proteger el corazón o lograr que el sistema inmunológico sea más fuerte.
Ahora ha sido el presidente del Consejo General de Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (CGCODN), Manuel Moñino, el que ha hecho un llamado de atención sobre el aumento del consumo de estos productos sin supervisión de un profesional sanitario. “Una persona sana, sin problemas de salud ni situaciones clínicas que le provoquen un déficit nutricional justificado, tiene cubiertas todas sus necesidades nutricionales sin tener que recurrir a complementos”, ha expresado.
“Una fuente de azúcares añadidos”
El experto ha explicado que estos complementos son “una fuente de azúcares añadidos, que podrían contener sustancias que no aparecen en el etiquetado, especialmente en los destinados a deportistas y pérdida de peso”. La comunidad científica mira con recelo las promesas que aparecen en el etiquetado de estas cajas y advierte de que hay más publicidad que eficacia.
El portal de salud de Quirón explica que su uso puede estar justificado en algunos grupos de la población o etapas de la vida, por ejemplo, en el caso de mujeres embarazadas, personas con poco acceso a la luz solar y bajo consumo de productos lácteos, personas vegetarianas o con alteraciones metabólicas, o pacientes que tomen medicación crónica que cause déficit de vitaminas.
Desde la página se hace hincapié en que sólo están recomendados cuando la dieta no pueda satisfacer por completo los requerimientos nutricionales, por lo que la mayoría de las personas no los necesitan. Asimismo, se recuerda que aunque sean productos de venta libre, los sanitarios son los profesionales que tienen los conocimientos y herramientas oportunas para evaluar y orientar al paciente.
“Riesgo de ingerir nutrientes en exceso”
Por su parte, la dieta-nutricionista y gerente del CGCODN, Alma Palau, ha asegurado que los suplementos no son equiparables a los beneficios de un alimento real. “Se corre siempre el riesgo de ingerir nutrientes en exceso, tales como azúcares, grasas y proteínas, y, por lo tanto, de energía”, ha explicado. Asimismo, ha añadido que existe el peligro de que se incluyan sustancias no declaradas en el etiquetado, como hormonas o principios dopantes “cuando se adquieren por canales como Internet o fuentes poco fiables”.
Dado que en la mayor parte de los países no existe una regulación eficaz, al no considerarse medicamento, los suplementos nutricionales y vitaminas se suponen seguros sin ninguna prueba. No se realizan ensayos clínicos, por lo que además de desconocer su eficacia, tampoco se puede afirmar que sean seguros.