El ajoblanco es una sopa fría tradicional de Andalucía, sobre todo en Málaga y Cádiz, aunque también de Extremadura y algunas zonas de Castilla-La Mancha. Prima hermana del gazpacho, hay quienes dicen que su existencia se remonta a 2.000 años atrás, mientras que otros aseguran que nació durante la ocupación musulmana de la península. Lo que es seguro es que esta receta no tiene autor ni fecha de nacimiento concretos, sino que fue cambiando y evolucionando junto con las costumbres de las diferentes culturas que pasaron por el sur de la Península.
De la época de presencia romana se guardan diversas recetas que juntan el pan con las almendras, aunque estos frutos secos eran un alimento solo accesible para los más adinerados. Es por ello que los campesinos tenían su propia versión de esta sopa fría, elaboradas solo con los ajos con el pan machacado, acompañados de grasa animal, sal y hierbas aromáticas.
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Fue durante la ocupación musulmana cuando los árabes introdujeron la almendra en la cocina popular hispana, y de esta manera la receta evolucionó hasta la que conocemos a día de hoy. Esta sopa fría se extendió principalmente por aquellas regiones en las que la plantación de almendros era más frecuente, es por esto que hay zonas como Málaga o Badajoz en las que esta receta es especialmente popular.
Esta receta, refrescante y llena de sabor, es perfecta para los días calurosos de verano. Su combinación de ingredientes simples como almendras, ajo, pan, agua, aceite de oliva y vinagre, la convierten en un plato esencial de la cocina mediterránea. Se suele servir con uvas o melón como añadido final, añadiendo un contraste dulce que realza aún más su delicioso sabor.
La preparación del ajoblanco es bastante sencilla y rápida. La clave está en lograr una buena emulsión que le dé esa textura cremosa característica, lo cual se consigue gracias al aceite de oliva y al pan remojado. Además, el ajoblanco es una excelente opción para quienes buscan platos saludables y nutritivos, ya que las almendras son una fuente rica en proteínas y grasas saludables.
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Receta de ajoblanco
Tiempo de elaboración: 20 minutos
Raciones: 4 personas
Ingredientes:
- 200 gramos de almendras crudas peladas
- 150 gramos de pan blanco del día anterior
- 2-3 dientes de ajo
- 1 litro de agua fría
- 100 ml de aceite de oliva virgen extra
- 30 ml de vinagre de Jerez
- Sal al gusto
- Uvas blancas o melón para acompañar (opcional)
Elaboración:
- Comienza remojando el pan en agua fría durante unos minutos hasta que esté bien empapado. Escurre el exceso de agua y desmenuza el pan en un bol grande.
- En una licuadora, coloca las almendras crudas peladas, los dientes de ajo y el pan remojado. Agrega un poco de agua fría para facilitar el licuado.
- Licúa a alta velocidad hasta obtener una mezcla homogénea y sin grumos.
- Añade el aceite de oliva virgen extra en un hilo fino mientras continúas licuando para emulsionar la mezcla y lograr una textura cremosa.
- Incorpora el vinagre de Jerez y la sal al gusto. Mezcla bien y ajusta la sazón si es necesario.
- Agrega el resto del agua fría poco a poco, licuando hasta obtener la consistencia deseada.
- Refrigera el ajoblanco durante al menos 1 hora antes de servirlo para que esté bien frío.
- Sirve el ajoblanco en cuencos individuales, decorado con uvas blancas peladas y sin semillas, o trocitos de melón si lo prefieres.