El oro líquido de la gastronomía española despierta cada vez más interés en la comunidad científica, pues las propiedades del aceite del oliva van mucho más allá de la cocina. Los primeros habitantes del Mediterráneo, fenicios, griegos y romanos, ya tenían muy en consideración este ‘superalimento’, aunque ahora la ciencia es capaz de ofrecer una explicación (o muchas). Por ello, cada vez son más las personas que no han optado por consumir cada día una cucharada de aceite de oliva y aprovechar así todo su potencial nutricional.
Una de las propiedades que quizás no muchos conocen sobre el aceite es su capacidad para prevenir la demencia. Según una reciente investigación de la Universidad de Harvard publicado en la revista JAMA Network Open, los adultos que regularmente consumen 7 gramos de aceite de oliva cada día (aproximadamente una cucharada) tienen un 28% menos de probabilidad de fallecer por enfermedades relacionadas con la demencia.
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“El aceite de oliva puede ejercer efectos antiinflamatorios y neuroprotectores debido a su alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados y otros compuestos con propiedades antioxidantes como la vitamina E y los polifenoles”, explica la nutricionista Anne-Julie Tessier. Esto sustenta al aceite como uno de los pilares más saludables de la dieta mediterránea.
Desde la Fundación Española del Corazón (FEC) también destacan el aceite de oliva por su capacidad para elevar los niveles de colesterol HDL o “bueno”. El colesterol HDL juega un papel crucial en la eliminación del exceso de colesterol de las arterias, lo que ayuda a prevenir la acumulación de placa y reduce el riesgo de enfermedades cardíacas. Los ácidos grasos monoinsaturados presentes en el aceite de oliva son los responsables de este efecto.
Al mismo tiempo también ha demostrado reducir los niveles de colesterol LDL o “colesterol malo”. Este tipo de colesterol puede acumularse en las arterias y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas. Al consumir aceite de oliva regularmente, especialmente en lugar de grasas saturadas como las que se encuentran en las carnes rojas y los productos lácteos, se puede ayudar a mantener los niveles de colesterol LDL-c en un rango saludable.
Gracias a estas dos propiedades, aquellas personas que consumen en su día a día el equivalente a una cucharada de aceite de oliva podrán experimentar un control de su hipertensión arterial, como explica la FEC, algo crucial para prevenir enfermedades cardiovasculares como accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos. Los compuestos antioxidantes y antiinflamatorios presentes en el aceite de oliva, como los polifenoles, pueden contribuir a este efecto beneficioso.
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Otro aspecto importante de los beneficios del aceite de oliva es su capacidad para evitar la aparición de trombosis y prevenir la diabetes, como demostró un estudio de 2020 de la Universidad King Abdulaziz de Arabia Saudí. Las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes del aceite de oliva pueden ayudar a mejorar la función endotelial, que es crucial para la salud cardiovascular y la prevención de coágulos sanguíneos. Además, el consumo regular de aceite de oliva puede contribuir a mejorar la sensibilidad a la insulina y controlar los niveles de azúcar en la sangre, lo que es beneficioso para prevenir la diabetes tipo 2.
“El aceite de oliva vale para todas las edades y para todos los platos”, aseguraba para Infobae España Teresa Pérez, directora general de la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español. “No hay momento del día en el que no haya posibilidad de incorporar aceites de oliva”.