Radiografía de la depresión en España, según dos psicólogos: “El depresivo llega al punto en el que sus capacidades no son suficientes y tiene sensación de derrota”

Hay más de tres millones de casos de depresión en nuestro país y la enfermedad es tres veces más frecuente en mujeres que en hombres

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Radiografía de la depresión en España: más de tres millones de casos y tres veces más frecuente en mujeres  (visualesIA)
Radiografía de la depresión en España: más de tres millones de casos y tres veces más frecuente en mujeres (visualesIA)

Una tristeza extrema, una apatía constante y una ausencia total de motivación. Más de dos millones de personas lidian con un trastorno de depresión en España, según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). De todas ellas, unas 230.000 sufren una depresión grave. Ante esta coyuntura, la importancia de concienciar a la ciudadanía es urgente.

Los problemas asociados a la depresión influyen de forma directa en la vida de las personas. Y lo hacen a todos los niveles. La falta de apetito, la tendencia a dejar de hacer cosas, así como las dificultades con el sueño no sólo disminuyen el bienestar individual a nivel anímico, sino que también aumentan el riesgo de mortalidad. Pero en este contexto hay varios aspectos que limitan la capacidad de hacer frente al problema. Por un lado, la falta de herramientas para detectar los casos y, por otro, la ausencia de recursos. La sanidad pública sólo ofrece seis psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes.

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Los psicólogos Fernando Azor y Carolina Plato explican a Infobae España que no hay un único tipo de trastorno depresivo. Sin embargo, la dificultad de lidiar con el día a día se sobrepone en todos ellos, de ahí la importancia de tener acceso a asistencia psicológica. “Una depresión, del tipo que sea, debe estar bien tratada por un buen equipo de profesionales”, explica Plato. Los expertos ayudarán a que las personas logren frenar las conductas que están alimentando este tipo de episodios. “Lo primero es trabajar con lo conductual, es decir, programar tareas y romper las rutinas que están permitiendo a la persona aislarse y potenciar la vivencia de angustia y de no ser capaz de hacer”, explica Azor.

Salud mental

La ansiedad y la tristeza: dos caras de la misma moneda

La crisis del covid-19 marcó un antes y un después en el plano de la salud mental. Los trastornos psicológicos comenzaron a formar parte del debate público. Entre tanto, la ansiedad y la depresión se presentaron como los trastornos más frecuentes. Tal y como remarca Plato, el incremento de los casos de este último se cifra en un 25%. Las causas no están claras y las formas de identificarlas tampoco, ni siquiera los síntomas son uniformes. Por ello, Fernando Azor ha querido remarcar la relación entre la ansiedad y la tristeza en el desarrollo de esta enfermedad.

“La ansiedad y la tristeza serían como el agua en dos estados distintos”, explica. Según ha relatado, tanto en la ansiedad como en la depresión, hay una vivencia de la persona, de cómo querría que fueran las cosas y de cómo finalmente no son. “El ansioso no para de hacer cosas, a veces con éxito, y ahí mantiene en ese nivel de activación. Pero el depresivo ha llegado al punto en el que se da cuenta de que esas habilidades y esas capacidades que ha ido generando no son suficientes y tiene una sensación de derrota”, comenta. Es en ese momento cuando se produce una sensación de decaimiento y bloqueo. Esta sensación es ansiolítica, por lo que reduce los niveles de ansiedad al sentir que no puede con una determinada situación. “Si lo único que siente es que debería hacer un montón de cosas que no hace, entonces es cuando empieza a configurarse la depresión”, concluye Azor.

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“Tiene un tiempo, un principio y un final”

Dos personas con depresión y ansiedad - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Dos personas con depresión y ansiedad - (Imagen Ilustrativa Infobae)

El contexto también limita la capacidad de acción. Carolina Plato recuerda las recientes circunstancias bélicas, humanas y sanitarias que han alterado el orden mundial contemporáneo. “Se ha creado un ambiente social de inseguridad y de pérdida tanto de personas queridas como de la fantasía de un orden seguro”, ha aseverado.

Del mismo modo, los imperativos sociales también intervienen en el aumento de los casos de depresión. Así, las mujeres sufren de dos a tres veces más los trastornos depresivos que los hombres. “Se puede especular con motivos de índole sociocultural o biológicos. La mujer sufre cambios drásticos a nivel hormonal en varios momentos de su vida. Además, las mujeres son cuidadoras en nuestra sociedad y esto lleva consigo cargas tanto físicas como emocionales”, explica la psicóloga.

No obstante, también es importante remarcar que la tradición sociocultural hace que los hombres tengan más dificultad a la hora de comunicar sus emociones. Por lo que su diagnóstico puede ser más complejo. Por último, los aspectos personales también tienen un fuerte impacto en el desarrollo de un trastorno depresivo. Ante esta situación, es fundamental estar alerta ante la aparición de comportamientos negativos inusuales, ya que la detección temprana es fundamental. Ahora, ambos psicólogos subrayan que siempre hay consuelo para el dolor: “El propio trastorno depresivo tiene un tiempo, un principio y un final”, sentencia Azor.

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