Según los datos que aporta la revista científica Elsevier, el 7% de la población del mundo ha tenido o tendrá apendicitis en algún momento de su vida. Aunque es más frecuente sufrirla en la infancia y la adolescencia, es una dolencia que puede experimentarla cualquier persona en cualquier momento. La apendicitis es la inflamación del apéndice, una bolsa pequeña que sobresale del ciego (la primera parte del intestino grueso) y se une al extremo del colon (intestino grueso).
Qué la causa todavía no se sabe a ciencia cierta, aunque se cree que se debe a una obstrucción en el recubrimiento del apéndice que da como resultado una infección. Las bacterias se multiplican rápidamente y hacen que el apéndice se inflame, se hinche y se llene de pus. Si no se trata inmediatamente, el apéndice puede romperse y generar mayores complicaciones.
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Síntomas de la apendicitis
La apendicitis comienza provocando dolor alrededor del ombligo y luego se desplaza al abdomen bajo derecho, donde se encuentra el apéndice. Cuanto más aumenta la inflamación de este, más se intensifica el dolor. Los primeros síntomas de la apendicitis pueden recogerse en un listado de diez señales a las que debemos prestar atención, tal y como expone la Clínica Mayo:
- Dolor repentino que comienza en el lado derecho de la parte inferior del abdomen
- Dolor repentino que comienza alrededor del ombligo y, con frecuencia, se desplaza hacia la parte inferior derecha del abdomen
- Dolor que empeora al toser, caminar o realizar otros movimientos bruscos
- Náuseas
- Vómitos
- Pérdida de apetito
- Fiebre ligera que puede empeorar a medida que la enfermedad avanza
- Estreñimiento o diarrea
- Hinchazón abdominal
- Flatulencia
Sin embargo, cabe señalar que el lugar donde se siente el dolor puede variar según algunos factores, como la edad o la posición del apéndice. Durante el embarazo, el dolor puede provenir de la parte superior del abdomen, puesto que el apéndice se encuentra más alto durante el periodo de gestación del bebé.
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Posibles complicaciones de la apendicitis
El tratamiento estándar de la apendicitis es la extirpación quirúrgica del apéndice, pero puede causar complicaciones más graves. Entre ellas, la perforación del apéndice, que puede provocar que la infección se expanda por el abdomen (peritonitis) y ponga en riesgo la vida. La peritonitis se produce cuando se inflama la capa delgada de tejido llamado peritoneo que recubre el interior del abdomen.
Otra de las complicaciones puede ser la acumulación de pus que se forma en el abdomen si el apéndice se revienta. En la mayoría de los casos, el cirujano drena el pus con un tubo colocado durante aproximadamente dos semanas al mismo tiempo que el paciente recibe antibióticos para combatir la infección. Eliminada esta, se procede a la extracción del apéndice. Sin embargo, hay casos en los que si el absceso no es demasiado, se procede a la extracción del apéndice inmediatamente después de realizar el drenaje.