A medida que envejecemos, se produce un deterioro progresivo de nuestra memoria. Esto se debe, en parte, al aumento de la presión que ejercen los latidos cardíacos sobre las paredes arteriales, que tienden a endurecerse con el tiempo. La rigidez de las arterias más grandes puede, con el tiempo, afectar negativamente la salud de los vasos sanguíneos más diminutos ubicados en el cerebro.
La vitamina B desempeña un papel crucial en la salud cerebral y engloba 8 tipos distintos de vitaminas B. La vitamina B-1, también conocida como tiamina, es vital para el correcto funcionamiento celular y el metabolismo de los nutrientes, lo que resulta clave para la producción de energía. De hecho, niveles insuficientes de vitamina B-1 pueden afectar la cognición y causar algunas enfermedades.
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Por su parte, la vitamina B-12 o cobalamina, es fundamental en la formación de glóbulos rojos y ADN, así como en el mantenimiento del sistema nervioso y de las funciones cerebrales. Esta vitamina contribuye, entre otras cosas, a metabolizar la homocisteína, una sustancia potencialmente perjudicial para el corazón y que puede estar vinculada con ciertos tipos de demencia.
En cuanto a la vitamina B-9 o ácido fólico, se relaciona con el buen funcionamiento de los neurotransmisores y la salud del cerebro, contribuyendo en la creación de ADN y en procesos de desintoxicación celular. La falta de ácido fólico puede conducir a un estado anímico decaído. El consumo de verduras de hoja verde, fuente natural de vitamina B-9, contribuye a la salud emocional y el bienestar.
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Cada tipo de vitamina B tiene beneficios únicos para el cerebro y otras funciones corporales esenciales, como la formación de células sanguíneas. Así, las vitaminas B, ya sea de manera directa o indirecta, influyen positivamente en la función cerebral.
¿Dónde se encuentra la vitamina B?
La vitamina B se encuentra en una variedad de alimentos. Algunos ejemplos incluyen:
- Carnes rojas y de ave
- Pescado y mariscos
- Huevos y productos lácteos como leche, queso y yogur
- Legumbres como lentejas y frijoles
- Frutos secos y semillas
- Ciertos cereales y productos de granos integrales
- Verduras de hoja verde como espinacas y coles
- Aguacates
- Ciertos hongos
- Alimentos enriquecidos o fortificados, como cereales para el desayuno y productos de panadería
Dependiendo del tipo específico de vitamina B, algunos alimentos pueden ser mejores fuentes que otros. Por ejemplo, la vitamina B12 se encuentra principalmente en alimentos de origen animal, mientras que la vitamina B9 (ácido fólico) está en abundancia en verduras de hoja verde.
Para aquellos que llevan una dieta vegetariana o vegana, los alimentos fortificados como los cereales para desayuno y algunas bebidas vegetales, son opciones alternativas para obtener B12. Por último, los suplementos vitamínicos pueden ayudar a cubrir posibles deficiencias nutricionales.
Para ejercitar la memoria, los neurólogos y demás expertos de la salud recomiendan llevar a cabo una serie de ejercicios para estimular nuestro cerebro. Por ejemplo, podemos desafiar a nuestra propia memoria intentando recordar la lista de la compra sin mirarla; jugar a juegos como ajedrez o sudokus que estimulan la actividad cerebral; leer novelas de ficción; y limitar el uso de la tecnología, porque podríamos caer en la distorsión y la distracción tecnológica.