La ingesta de fruta es una de las piezas claves para mantener un dieta sana y equilibrada, gracias a su enorme aporte de vitaminas, minerales, antioxidantes y fibras. Sin embargo, ¿la comemos en el momento más adecuado? En su libro Alimenta tu vitalidad, Gemma Hortet aborda esta y otras cuestiones de cómo potenciar al máximo de energía los alimentos que consumimos.
En el caso de la fruta, es muy común comerla después de la comida, como postre. Algunos nutricionistas como Gemma aseguran que lo mejor es comer la fruta como merienda o entre comidas para no alterar la digestión de otros alimentos. Esto se explica porque la fruta se digiere más rápido que el resto de alimentos y podría interrumpir la digestión de la comida que se ha ingerido previamente, provocándonos gases.
Te puede interesar: La mora, la fruta que activa el deseo sexual y frena el envejecimiento
Otro de los momentos del día más recomendables para come la fruta es en el desayuno porque, como explica Hortet, “es cuando más fuerza digestiva tenemos”. No debemos olvidar que el esta es la comida más importante del día, ya que es la que proporciona la energía y los nutrientes necesarios para empezar nuestra jornada. El desayuno comienza a hidratar el cuerpo, frena el ayuno prolongado y reajusta los cambios metabólicos que se producen durante el sueño.
Además de en el desayuno, lo ideal sería comer la pieza entera y con su piel, si esta es consumible. De hecho, consumir las frutas con su piel puede aportar beneficios adicionales para la salud debido a la concentración de nutrientes en esa capa externa de la fruta. La piel de muchas frutas contiene una cantidad significativa de fibra, que favorece el tránsito intestinal y puede ayudar en la prevención del estreñimiento. Además, la piel suele ser rica en antioxidantes, vitaminas y minerales. Los antioxidantes ayudan a combatir los radicales libres, que son moléculas dañinas que pueden causar estrés oxidativo y contribuir a enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas y cáncer.
Los beneficios de consumir frutas en otoño-invierno
Los profesionales de la Alimentación y Nutrición del Colegio Oficial de Farmacéuticos (COF) de Barcelona destacan la importancia de incluir en la dieta diaria frutas específicas de cada temporada como medida natural ante el cambio de estaciones y sus efectos en el organismo. Según estos expertos, alimentos como el plátano y el aguacate son especialmente beneficiosos en otoño, al ser ricos en triptófano, un aminoácido fundamental en la producción de serotonina y melatonina, hormonas que regulan el estado de ánimo y el sueño.
Te puede interesar: El ingrediente “secreto” del plátano que ayuda a prevenir la diabetes y el cáncer
Los nutricionistas subrayan el valor de la vitamina C en invierno, abundante en cítricos y el kiwi, para fortalecer el sistema inmunológico frente a gripes y resfriados comunes de la estación. Esta vitamina actúa también como un potente antioxidante que contribuye a la protección solar y la prevención de enfermedades crónicas como el cáncer y afecciones cardíacas, además de combatir signos prematuros de envejecimiento.
El caqui, por su parte, es una fuente de hidratación y energía, rico en fibra y vitaminas esenciales, adecuado para hipertensos por su bajo contenido en sodio y alta concentración de potasio. La granada se distingue por sus propiedades antioxidantes e inmunológicas y su aporte de fibra, potasio, vitamina C y K. Y en el caso de la uva, su contenido de resveratrol le aporta propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.