La vida no cambia por sonreír. Pero la percepción sobre ella sí puede hacerlo. En este sentido, en el momento en el que las personas pueden disfrutar de su tiempo, así como vivir experiencias relacionadas con sus gustos o intereses, su felicidad aumenta. Por contra, cuando las adversidades se solapan unas con otras, o cuando el tiempo personal se reduce en vistas a obligaciones individuales o laborales, el nivel de bienestar disminuye.
No hay que negar la tristeza, ni tampoco impostar una felicidad inexistente. Sin embargo, tal y como aseguró recientemente la revista Nature en uno de sus artículos científicos, las experiencias emocionales están directamente influídas por las expresiones faciales. Por tanto, el movimiento de los músculos que se activan al sonreír impulsa la sensación de felicidad.
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Además, sonreír genera también una respuesta positiva por parte del entorno de la persona, ya que la sonrisa logra transmitir un ferviente positivismo. En este contexto, el 6 de octubre, Día Internacional de la Sonrisa, se presenta como la oportunidad perfecta para mejorar las relaciones sociales y la salud física y mental de los seres humanos.
La ciencia avala los beneficios de la sonrisa
Según un estudio epidemiológico realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Wayne (EEUU), las personas que sonríen de forma frecuente viven entre cuatro y cinco años más que aquellas personas que no lo hacen. Esto está relacionado con la liberación de las conocidas hormonas de la felicidad, tales como la serotonina, la dopamina, las endorfinas y la adrenalina. En paralelo, la liberación de estas hormonas trae consigo la reducción de los niveles cortisol. Esto es, de una de las hormonas que potencia el estrés.
De este modo, y aunque la sonrisa no puede con todo, o al menos no puede sola con todo. Sonreír de forma regular podría ayudar a disminuir los niveles de estrés, prevenir la depresión y fortalecer el sistema inmunológico. De tal forma, la esperanza de vida aumenta en tanto que la combinación del estrés, de la ansiedad y de la depresión reduce de manera sustancial la calidad de vida de las personas y, al mismo tiempo, potencia la aparición de enfermedades.
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Los beneficios sociales de sonreír
A veces los complejos motivan que las personas escondan su sonrisa. Por ello, sobreponerse a las barreras personales y forzarse a sonreír es también un ejercicio para fortalecer la autoestima. Pero más allá del beneficio personal, la sonrisa es también un poderoso instrumento social. Al sonreír se transmite confianza, seguridad y positivismo al resto de personas. Esto hace que el resto perciban que la persona que sonríe está más preparada para afrontar desafíos.
Este prejuicio hará que a la persona interesada le sea más sencillo alcanzar tanto sus objetivos personales, como sus metas profesionales. Paralelamente, el positivismo se transmite, por lo que sonreír con frecuencia también ayuda a consolidar un entorno más feliz.