El extraño “consejo” de un inspector de Sanidad a Alberto Chicote al visitar su restaurante

El chef Alberto Chicote ayuda en el programa de televisión que presenta, Pesadilla en la cocina, a pequeños restaurantes a mejorar su cocina y su servicio. Durante varias semanas o días acompaña y aconseja a los dueños de los locales para que estos salgan adelante. Sin embargo, en este caso, el consejo se lo han dado a él.

Es el propio Chicote el que ha contado con cierto asombro la recomendación que recibió en la última inspección de Sanidad de su restaurante Omeraki. Durante una entrevista en la Cadena SER, el chef dio todos los detalles de aquel curioso episodio con un inspector de sanidad.

“La última vez, recién abierto Omeraki, visitó las instalaciones, me pidió un montón de cosas... y me dio un par de consejos para que todo esté en orden”, cuenta. El consejo en cuestión vino de la mano de un comentario que le hizo el inspector. “Le llamó la atención, por ejemplo, que tuviéramos un bote de mostaza abierto sin la fecha de caducidad. Yo le dije que no la poníamos porque eso es algo que gastamos en 2 o 3 días”, añade en su intervención.

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El chef ha explicado que desde entonces pone la fecha de caducidad en el bote de las salsas. “Ahora sigo su consejo, por supuesto”, ha reconocido en Gastro SER.

Durante su entrevista también tuvo tiempo para expresar sus sensaciones sobre el programa que presenta desde 2012. “Hay gente que cree que les dejamos en mal lugar, pero no es mi intención. Yo quiero saber en qué condiciones está el restaurante, pero tengo mucha experiencia y sé cuando alguien ha limpiado el día anterior. Hay gente que cree que una cocina es un espacio naturalmente sucio. Y se ensucia mucho, claro, pero también se limpia mucho”, ha explicado.

También, ha explicado como se siente él durante las grabaciones “Es un programa que me gusta hacer, pero con momentos de tensión”. El chef ha reconocido haber tenido días “tremendamente duros” pero también otros muy “gratificantes” tras pasar muchas horas de grabación.

“Un programa lleva una semana hacerlo y hay cosas que no salen a la luz hasta que se dan las condiciones necesarias, pero esos momentos suelen ser muy necesarios porque marcan un antes y un después. No puedes construir nada sobre cimientos que se tambalean y los primeros días son tremendamente duros, pero luego hay otros momentos tremendamente gratificantes”, ha desvelado ante los micrófonos de la Cadena SER.

Esa tensión es uno de los atractivos para la audiencia y el cocinero lo sabe. “Descubrí que cuanto peor lo pasaba yo, mejor se lo pasaba gente”, ha comentado con cierta resignación, a lo que ha añadido que los espectadores “se descojonaban”, ya que “la gente ve Pesadilla como un programa de humor”.

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