El consumo de ansiolíticos aumenta sin freno en España. El Observatorio de Uso de Medicamentos muestra un crecimiento imparable desde 2019, año en el que se consumieron 55.253 dosis diarias definidas por 1.000 habitantes y día (DHD) de fármacos de ese tipo. En 2020 la cifra subió hasta las 57.578, y en 2021 alcanzó las 59.216. Asimismo, estos medicamentos que se utilizan principalmente para tratar los síntomas de la ansiedad ya no son ajenos a muchos españoles: una de cada cuatro familias afirma haberlo consumido por primera vez en 2023, según el XII Barómetro de las Familias.
Y entre todos los ansiolíticos a la venta destaca uno por encima del resto: el lorazepam (23.522 DHD en 2021). Este tranquilizante-ansiolítico destinado a evitar el nerviosismo y la ansiedad es el más vendido en nuestro país y su denominación está cada vez más presente en los debates sobre salud mental.
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Sin ir más lejos, Mónica García, candidata de Más Madrid a la Comunidad de Madrid, lo mencionó en el debate de las elecciones autonómicas del 28M en Telemadrid. “Con Lorazepam no se puede vivir”, dijo la política antes de mostrar una caja del medicamento. ¿Cuáles son las consecuencias de su consumo?
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Los efectos secundarios del lorazepam
El lorazepam de 1 miligramo está recomendado para el tratamiento a corto plazo de estados de ansiedad y tensión, entre los que se incluyen la ansiedad asociada a depresión y la relacionada con procedimientos quirúrgicos o diagnósticos, según la AEMPS.
Sus efectos adversos se dividen en los siguientes rangos en función de su prevalencia
- Muy frecuentes (pueden afectar a más de 1 de cada 10 personas): sensación de ahogo.
- Frecuentes (hasta a 1 de cada 10 personas): confusión, depresión, desenmascaramiento de depresión, ataxia, mareos, debilidad muscular, fatiga y cansancio.
- Poco frecuentes (hasta a 1 de cada 100 personas): cambio de la libido, disminución de orgasmos, náuseas e impotencia.
También hay otro rango de “frecuencia no conocida” que incluye efectos adversos cuya frecuencia no puede estimarse a partir de los datos disponibles en la actualidad. Entre ellos se encuentran reacciones de hipersensibilidad y anafilácticas/anafilactoides, síndrome de secreción inapropiada de la hormona antidiurética, hiponatremia (falta de sodio), estreñimiento e ictericia (coloración amarillenta del blanco del ojo y de la piel).
Por otro lado, el prospecto del fármaco advierte de que su consumo continuado durante semanas puede generar dependencia. Con el fin de prevenir esta consecuencia indeseada, estos medicamentos solo se administran bajo prescripción médica, las dosis prescritas por el médico no deben ser aumentadas y solo el profesional sanitario puede realizar cambios en el tratamiento.
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