La temporada pasada resultó particularmente desafiante para Donovan Mitchell, escolta de los Cleveland Cavaliers, debido a los problemas físicos que enfrentó. Un hematoma en la rodilla izquierda y una distensión en la pantorrilla le impidieron completar la postemporada, forzándolo a ausentarse de los dos últimos partidos contra los Boston Celtics.
Estas lesiones subrayaron la importancia de priorizar su recuperación física para garantizar su desempeño óptimo en el futuro, subraya GQ.
Consciente del desgaste acumulado, Mitchell decidió cambiar su enfoque hacia la recuperación durante la temporada baja. Este verano tomó un descanso más prolongado de lo habitual, alejándose de la cancha para dar a su cuerpo el tiempo necesario para sanar por completo.
Según expresó, este período de reposo le permitió iniciar la nueva temporada con una sensación renovada de bienestar físico, un aspecto esencial para enfrentar las exigencias de su octavo año en la NBA.
El verano pasado, el famoso jugador aprovechó su tiempo libre para reconectarse con sus raíces culturales en Panamá, un país que tiene un significado especial para él.
Aunque en años anteriores ya había visitado el país de manera discreta, principalmente para cumplir con el deseo de su abuela de esparcir sus cenizas, esta vez decidió realizar un viaje más prolongado y público, explorando la cultura y la calidez del lugar.
Mitchell describió su experiencia como abrumadora, destacando el gran aprecio que recibió por parte de los fanáticos locales de la NBA. El vínculo con Panamá adquirió mayor relevancia para él en los últimos años, especialmente tras el fallecimiento de su abuela.
La nutrición personalizada de Donovan
En su búsqueda por alcanzar el máximo rendimiento físico, Donovan dio un giro significativo a sus hábitos alimenticios. Una de sus primeras decisiones tras firmar una extensión de contrato por tres años y 150,3 millones de dólares fue contratar a un chef personal a tiempo completo.
Esta inversión tiene como objetivo asegurar que cada comida esté cuidadosamente diseñada para satisfacer sus necesidades nutricionales sin sacrificar el sabor.
Mitchell bromea diciendo que no está dispuesto a “comer cartón”, subrayando que una dieta saludable también debe ser placentera. Desde sus días en Utah, cuando trabajó junto al chef Anthony Zamora, Davon aprendió la importancia de comprender qué ingresa a su cuerpo y cómo impacta su desempeño.
Su chef personal le proporciona un balance preciso de grasas, proteínas y carbohidratos, lo cual es especialmente importante dado que Mitchell tiende a ganar peso rápidamente.
Esos caprichos
Uno de sus caprichos más conocidos son las gomitas Haribo, un dulce que fue su favorito desde la infancia. Mitchell admite que solía consumir un paquete diario cuando recién llegó a la NBA, pero con el tiempo aprendió a disfrutar de estas indulgencias con moderación.
Tal es su afinidad por esta golosina que Haribo colaboró con él para crear una mezcla personalizada, Spida’s Picks, inspirada en su apodo. Para Mitchell, trabajar con una marca que disfrutó desde niño es un sueño hecho realidad.
A pesar de esto, subraya que la moderación es clave, especialmente ahora que tiene 28 años y un mayor enfoque en mantener su condición física.
Además, Mitchell tiene un ritual que marca el cierre de cada temporada de baloncesto: disfrutar comida fast food como un “brindis por otro año”. Aunque evita este tipo de alimentos durante la temporada, al finalizar cada campaña se permite un breve periodo de indulgencia.
Su pedido habitual a McDonald’s incluye nuggets de pollo, papas fritas y un batido de leche, un recuerdo de sus días antes de la NBA, cuando la dieta no era una prioridad en su vida.
La alimentación diaria
La preparación de Mitchell para los días de partido está marcada por una estricta rutina que optimiza tanto su alimentación como su desempeño físico.
Todo comienza temprano en la mañana, a las 7:45, cuando se despierta y se prepara rápidamente para iniciar su día. Su desayuno típico incluye panqueques, huevos y tocino, una combinación que le proporciona la energía necesaria para enfrentar su jornada.
A las 10 de la mañana, Mitchell está en las instalaciones de su equipo para la práctica de tiro, que concluye alrededor de las 11. Tras esto, sigue una rutina de recuperación que incluye baños de agua fría, lo que le ayuda a mantener su cuerpo en óptimas condiciones.
Este enfoque meticuloso en los detalles también se refleja en su almuerzo, compuesto habitualmente por opciones saludables como salmón, arroz y un wrap César de pollo.
Por la tarde, Mitchell aprovecha para descansar y recargar energías con una siesta entre la 1 y las 3:30. Al despertar, comienza su preparación para el partido, que incluye desplazarse al estadio, realizar ejercicios en la sala de pesas y tiros previos al juego.
Su cena, generalmente compuesta por pollo, salmón y papas al horno, asegura un balance nutricional adecuado antes de enfrentarse a la intensidad del juego.
Esta rutina no solo refleja el compromiso de Mitchell con su rendimiento, sino también la importancia de la consistencia y la planificación para mantener su nivel competitivo en la NBA.
Al ser consciente de la relación entre una alimentación adecuada, el descanso y el desempeño en la cancha, el basquetbolista demuestra cómo una disciplina bien estructurada puede ser la clave del éxito.