Las vitaminas del complejo B son cruciales para el buen funcionamiento del cuerpo humano y la salud general. Estos nutrientes ayudan en la producción de energía a partir de los alimentos y en la formación de glóbulos rojos.
La falta de estas vitaminas puede llevar a serios problemas de salud, como enfermedades del sistema nervioso y anemia.
El complejo B está compuesto por ocho vitaminas distintas: B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B5 (ácido pantoténico), B6 (piridoxina), B7 (biotina), B9 (ácido fólico) y B12 (cobalamina).
Estas vitaminas se encuentran en una variedad de alimentos, como carnes, pescados, aves, huevos, productos lácteos, vegetales de hojas verdes, frijoles y algunos cereales y panes fortificados.
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Antes de iniciar cualquier suplemento vitamínico, es necesario consultar a un médico, especialmente si se padecen enfermedades crónicas o se están tomando otros medicamentos, ya que ciertos suplementos pueden tener efectos secundarios graves.
Nutrimarket resaltó la importancia de mantener una alimentación adecuada mientras se ingieren suplementos vitamínicos, ya que la mayoría son eficaces solo si se consumen después de comer. Además, recomienda establecer y respetar un horario para tomarlos, ya que la constancia es clave para una correcta absorción.
A pesar de que cada vitamina B tiene un momento óptimo para ser consumida, la especialista Lilián Jael Terán Ramírez, del sitio Doctoralia, destaca que las vitaminas liposolubles, como la A, K, E y D, se absorben mejor con comidas que incluyen grasas. Por otro lado, las vitaminas del complejo B, como la vitamina C y el ácido fólico, son más efectivas si se consumen en ayunas o treinta minutos antes de comer.
La tiamina, por ejemplo, tiene un papel esencial en el metabolismo de los carbohidratos, ayudando a las células a convertirlos en energía y contribuyendo al funcionamiento de los sistemas nervioso y cardiovascular. Su deficiencia puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca y Alzheimer. La riboflavina, en combinación con otras vitaminas del complejo B, interviene en la producción de glóbulos rojos, la absorción de hierro y el transporte de oxígeno. Su falta puede causar problemas bucales, oculares y de la piel.
La niacina, otra vitamina del complejo B, también participa en el metabolismo de los carbohidratos y está involucrada en la producción de reacciones químicas en las células. Además, contribuye al buen funcionamiento de los sistemas nervioso y digestivo y protege la piel.
La piridoxina es esencial para la formación de glóbulos rojos, el mantenimiento de las funciones cerebrales y el metabolismo de aminoácidos y ácidos grasos. Junto con el ácido fólico y la cobalamina, es crucial para el buen funcionamiento del corazón. Aunque su deficiencia es poco común, puede llevar a trastornos inmunitarios. La biotina, que también participa en el metabolismo de carbohidratos y ácidos grasos y en el sistema nervioso, es igualmente rara de escasear, pero su falta puede causar inflamación de la piel y los labios.
El ácido fólico, trabajando junto con la vitamina B12, es importante para la formación de glóbulos rojos y el desarrollo de distintos tejidos y funciones celulares. La falta de ácido fólico está asociada con enfermedades cardiovasculares y neurológicas. La vitamina B12, por su parte, se encarga de la maduración de glóbulos rojos y la síntesis de ARN y ADN, además de transformar los alimentos en energía. Su deficiencia puede causar anemia perniciosa, que impide que el organismo absorba la B12 adecuadamente, según publicó MedlinePlus.
Para diagnosticar deficiencias de vitaminas B, se pueden realizar pruebas de sangre o de orina. Una deficiencia de vitaminas B debe ser tratada tras identificar su causa, la cual puede estar relacionada con condiciones como la enfermedad celíaca, el consumo excesivo de alcohol, el síndrome de malabsorción, dietas pobres en productos animales o ciertas cirugías digestivas. Además, algunos fármacos pueden afectar la absorción de estas vitaminas.