La alimentación de los más chicos es esencial para su crecimiento. Aunque gran parte del día pueden permanecer en la escuela, qué ingieren es un punto clave en su desarrollo. Ya sea en el armado de las viandas o, bien, en la planificación de la comida de la familia, el ingenio no es el único recurso al cual podemos acudir, ya que el gran desafío de los padres es cómo inculcar nuevos hábitos y lograr que elijan menos alimentos procesados o con alto nivel de grasas o azúcares.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el exceso de peso afecta al 13,6% de los niños hasta 5 años, en el mundo. Esto significa que, a nivel global, más de 42 millones de chicos tienen sobrepeso u obesidad. Incluso, se prevé que esta cifra aumente a aproximadamente 70 millones para 2025, si se mantienen las tendencias actuales.
En tanto, en la Argentina, según datos de la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS 2) que realizó el Ministerio de Salud en 2019, el 41,1% de los chicos y adolescentes de entre 5 y 17 años tiene sobrepeso o obesidad. Incluso, un relevamiento realizado por el Observatorio de la Deuda Social (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) y el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA), que se difundió en septiembre pasado, señaló que sólo el 5% de los niños, niñas y adolescentes (NNyA) consumen de manera simultánea alimentos recomendados por las Guías Alimentarias (GAPA) en cantidad frecuente (aceptable o adecuada). En el extremo opuesto, el 38% los consume, también simultáneamente, en forma regular o inadecuada.
“Durante los últimos dos años, los hábitos de los niños se vieron afectados primero por la cuarentena, el encierro, el no sociabilizar con amigos y luego siguieron las vacaciones, que obviamente tuvieron un impacto en la alimentación, especialmente en los más pequeños. Para organizar una alimentación más saludable y sustentable es primordial garantizar entornos saludables”, dijo a Infobae el nutricionista Alberto Arribas, especialista en nutrición infantil.
Uno de los puntos recomendados por los expertos es proponer más de una opción saludable y, sobre ese punto, la licenciada en nutrición Romina Pereiro explicó en Infobae: “Es importante que sientan el poder de elegir. Esto minimiza el riesgo de rechazo por completo y los ayuda a sentir que ellos tienen el control de lo que comen”. Asimismo, agregó: “Hacer cambios en formar gradual. Es importante servirles la comida que les gusta y de a poquito ir incorporando nuevos ingredientes, en porciones chicas”.
La experta también realizó una lista sobre algunos de los alimentos que pueden llevar los chicos a la escuela, como son: frutas, yogur, sándwich de pan integral, galletas, porciones de budín o muffins (preferentemente de elaboración casera, que permite disminuir el contenido de azúcar y sodio), y agua (es preferible para evitar los jugos envasados).
Ya sea para una colación o para el almuerzo, la fruta es una gran aliada, siendo que Arribas recomendó que sean “de estación”. “Es importante la sanitización para evitar químicos y agregados que muchas veces tienen los productos que compramos en la verdulería. Una buena sanitización nos asegura un alimento saludable y seguro”, añadió.
Incluso, aconsejó incorporar algún yogur. Ya sea para este alimento como para los otros que también vienen envasados, la experta recomendó leer las etiquetas para descartar que cuenten con un agregado de azúcar, que en algunos casos puede asimilar a los de una bebida azucarada. Es más, descartó los que cuenten con cereales azucarados o con jaleas de seudo fruta.
“Conviene elegir un yogur simple, descremado después de los dos años y agregar alguna fruta fresca para tener alimentos lo menos procesados posible. También podríamos llevar almuerzo o colación algún sándwich de queso, de pan integral, eligiendo aquellos que tengan menos conservantes y aditivos posibles. En cuanto a las galletas recomiendo aquellas que tengan menos azúcar y sal. Lamentablemente hay poca diversidad por eso ideal es estar atentos a las etiquetas”, afirmó Arribas.
En ese sentido, los expertos advirtieron la importancia de abandonar los jugos de fruta envasados, ya que en muchos casos incluyen exceso azúcar. “Lo mejor es llevar botellitas recargables de agua potable y segura. Esto trae dos beneficios, la calidad de la bebida para hidratarse y por otro lado, colabora en el cuidado del planeta ya que no vamos a utilizar tantos plásticos y un mundo con menos plástico es un mundo mucho más sustentable”, aconsejó Arribas.
“Hay que resignificar los recreos en las escuelas, se transformaron en un espacio para comprar comida o comer y eso nos corre de algo importante es que cada chico pueda escuchar su hambre real y el proceso de hambre y saciedad”, continuó la experta y resaltó que estos momentos de esparcimiento en la escuela son espacios de sociabilización y de juegos de encuentro. Por eso resaltó que no hay que obligarlos niños a comer si hacen las cuatro comidas principales, más aún cuando el desayuno, por ejemplo, fue lo suficientemente abundante.
Según Arribas, “muchas veces se llenan de productos de baja calidad nutricional y desplazan un alimento de mejor calidad como puede ser un almuerzo o una merienda hecha en casa” y resaltó la importancia de “que la escuela no sea un lugar para comer sino que es para otras variables importantes como el encuentro y la sociabilización pero que la comida no sea el centro”.
En el almuerzo, en tanto, Pereiro recomendó “hacer participar a los niños del proceso de compra y preparación de los alimentos. Los chicos necesitan explorar, jugar, tocar, así es como aprenden sobre el mundo en general, y ese mecanismo también funciona con la alimentación”. Es por este motivo que la experta resaltó la importancia de llevar de compras a los más chicos. “Esto va a mejorar la predisposición a nuevos platos con sabores distintos”, dijo la nutricionista. Al tiempo que enumeró algunas opciones saludables para la vianda. “Armar sándwiches con rodajitas de pollo, huevo duro, queso, tomate, palta o zanahoria rallada bien finita. El secreto para que sean originales es cortarlos con formitas divertidas”, destacó en diálogo con Infobae.
Cuáles son las 7 claves para crear hábitos saludables en los chicos
1 - Frutera cerca y a la vista de los niños: con frutas de estación en la mesada, cerca de lo visual
2 - Guardar las galletas procesadas lejos de la vista: no es bueno prohibir, y es lógico comprar alimentos que les gusten a los chicos, pero es aconsejable que no estén a la vista y dárselas en porciones saludables, fraccionadas. Lo ideal es ponerlas en un frasco oscuro que no se vea el interior, así los chicos van a buscar galletitas si tienen realmente el deseo, y no incentivados porque las tienen al alcance de la mano.
3 - Preparar jugos de frutas naturales como limonadas, licuados a base de leche descremada, con yogur sin agregado de azúcar y frutas frescas, podemos utilizar fruta fresca y congelarla para tenerla disponible para hacer estos licuados,
4 - Cocinar con los niños, es bueno invitarlos a descubrir sabores y texturas, exploración, el encuentro con los ingredientes hace que los chicos puedan aceptar mejor ese alimento que observamos que hoy muchos chicos tienen dificultad y selectividad alimentaria para elegir alimentos con una poca variedad en su alimentación y eso conlleva a tener poca diversidad de nutrientes esenciales para su crecimiento y desarrollo.
5 - Hay que resignificar la cocina, acercarlos, para poder acercarnos a una alimentación más saludable.
6 - Cuando hablamos de hábitos saludables no debemos olvidar que dentro de estos aparecen otros hábitos como horas de sueño, la actividad física regular, el uso y calidad de pantallas, las emociones, la regulación emocional, el promover vida activa en familia para poder tener infancias más seguras y sustentables.
7 - Una mesa familiar que predominen los alimentos más saludables y variados.
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