No se trata de ponerse como objetivo “llegar en forma al verano”, ni perder algunos kilos de más. El motor para iniciar un cambio en la alimentación y la actividad física debe ser el cuidado de la salud.
Se trata de adoptar buenos hábitos perdurables en el tiempo, que tendrán consecuencias beneficiosas en el aumento de la esperanza de vida, la vitalidad, mejora del descanso, el estado de ánimo, y fortalecimiento del sistema inmunológico, entre otras bondades.
Así, la meta será estar sano y sentirse bien como un estilo de vida, y no por lograr tal cual mejora visible puntual.
Si las personas son capaces de levantarse todos los días temprano y cumplir religiosamente con sus obligaciones laborales, ¿cómo no adquirir rutinas diarias que repercutan en la salud y el bienestar?
Comer sano y hacer ejercicio no tiene que ser una “moda” pasajera, sino que debe volverse un modo de vida.
Ahora bien, ¿cómo lograr constancia? Esa es la cuestión. A continuación, diez consejos para lograrlo.
1- Disciplina. Un aspecto importante para lograr instalar el buen hábito es cambiar el lenguaje interno y las creencias limitantes sobre el ejercicio y la dieta: “Soy disciplinado/a”, “yo puedo con todo”, “realizo ejercicio y dieta a diario fácilmente y lo disfruto” son algunas afirmaciones positivas que serán de gran ayuda en los comienzos.
Francisco Ozores es profesor nacional de Educación Física, especialista en fitness y diplomado en Nutrición Deportiva, y ante la consulta de Infobae sostuvo que para aprovechar al máximo el bienestar integral que provee la actividad física es importante “hacer una actividad que a la persona le guste”. Eso solo, para él, ayudará a no dejar de hacerlo.
2- Asociar una sensación de mucho placer al hecho de realizar ejercicio y dieta, y una sensación de muchísimo dolor al hecho de no realizar ejercicio y dieta.
3- Buscar un deporte que dé satisfacción realizar. Puede ser yoga, running, andar en bicicleta, cada quien encontrará el complemento ideal para esas otras actividades que tal vez no gustan tanto y así potenciar los resultados.
4- Cambiar los hábitos alimenticios. “Estoy convencida de que hay otro camino para lograr el objetivo de bajar de peso y para esto lo primero es saber que no siempre lo mejor es más rápido, que la clave está en un camino más simple, que aplica al sentido común y no a la magia”. Para la licenciada en Nutrición Laura Romano (MN 5992) la clave está en “priorizar el mantenimiento en lugar de la rapidez, tener en cuenta el aspecto social y cultural de la comida y contemplar que muchas veces nuestra conducta alimentaria está regida por las emociones”. Porque como tituló su libro, “las dietas tienen un final y los buenos hábitos duran para siempre”, para ella “de eso se trata: de modificar hábitos y mantenerlos en el tiempo”.
5- Medir el progreso sin esperar cambios rápidos. Olvidarse un poco de la balanza y centrarse en la sensación satisfactoria después del entrenamiento más que en los resultados es clave para no frustrarse. Y sobre todo, saber que los cambios son lentos.
En este sentido, vale sacarse fotos o hacer videos para ver luego el “antes y después” y motivarse a no abandonar.
6- Definir un para qué. Y que éste sea lo suficientemente fuerte. Cuántas más razones para no alejarse de los buenos hábitos, mejor.
Algunos especialistas recomiendan hacer una lista de razones en las que la persona sea protagonista y otra en la que sus seres queridos lo sean.
7- Marcar objetivos smart. Específicos, medibles, alcanzables, retadores y con límite temporal, que nos saquen de la zona de confort pero sean realistas para no generar frustración.
Según el médico nutricionista Alberto Cormillot (MN 24.518), establecer objetivos “sirve como guía e inspiración”.
Para que resulten efectivos, dice, éstos deben ser:
- Medibles y observables: para saber si lo consigue o no y poder evaluarlo.
- Escritos: para que dichos objetivos no sean olvidados y se puedan cumplir.
- Temporales: incluir el tiempo para lograrlo en un determinado tiempo y espacio.
- Acordados: con un profesional o grupo y no hacerlo solo y no poder lograrlo.
- Realizables: para que sea posible alcanzar la meta que uno quiera.
- Específicos: no dejar detalle sin pensar.
- Ambientales: cuidar que no altere su entorno, que no interfiera con otros horarios o compromisos de su vida cotidiana.
- Lógicos: que los objetivos razonados y con sentido común aumentan sus posibilidades de ser cumplidos.
8- Pertenecer a un grupo. Ser parte de una comunidad, un club o un equipo dirigido por un entrenador, un maestro de yoga es importante para ayudar a alcanzar las metas y no dejar de estar motivado, a saber qué es lo que se tiene que hacer y qué se está haciendo mal.
9- Agradecer y felicitarse a sí mismo. Y hacerlo cada día, por el tiempo dedicado al entrenamiento y por haber comido bien. El propio reconocimiento del esfuerzo realizado muchas veces es una gran herramienta para tomar noción del cambio real que se puso en marcha, y valorarlo a cada minuto.
10- Disfrutar del proceso. Ser feliz con cada pequeño logro y no esperar a que lleguen los resultados finales que se desean para serlo.
“Debe haber un equilibrio entre nuestro cuerpo y nuestra mente. Yo propongo la regla del 80/20, que se basa en comer el 80% del tiempo de manera saludable, cuidada y medida y el 20% restante darnos gustos, disfrutar de comidas con amigos y reuniones sociales”, volvió a insistir Romano. Y ejemplificó: “A cuatro comidas por día, durante 30 días, haremos en un mes 120. Mi planteo es que se hagan 80 saludable y 20 tal vez no tanto”. Para ella, no se trata de “tirar la toalla” los fines de semana, pero tampoco de ir a una reunión con la vianda de la dieta.
Así las cosas, reconocen los que saben que la motivación es algo que viene y va, y aseguran que “lo que se necesita realmente es disciplina”.
Los resultados llegan con dedicación y tiempo como cualquier logro en la vida. Y después de todo, como se dijo al comienzo, lo importante es lograr establecer hábitos que perduren y no alcanzar una meta y abandonar la buena alimentación y el ejercicio hasta que la balanza vuelva a lanzar su señal de alarma.
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