Hasta este martes, en México se registran 51,633 casos confirmados de COVID-19 y 5,332 muertes a causa del virus. De las personas que han resultado positivas al nuevo coronavirus 21.60% padece también hipertensión, enfermedad que se ha situado como la principal comorbilidad en esta pandemia a nivel nacional, es decir, el problema de salud más presente en los contagiados del virus.
Era algo de esperarse: uno de cada cuatro mexicanos padece actualmente hipertensión. Se trata de una de las principales causas de muerte en México.
La Encuesta Nacional de salud y Nutrición (ENSANUT) 2018 registró que son 15.2 millones de personas las que padecen este mal a nivel nacional; sin embargo, debido a que se estima que la mitad de las personas que tienen problemas de hipertensión en México ni siquiera lo saben, lo más probable es que la cifra real de casos sea el doble. Y de los que se tienen identificados, solo la mitad tiene la enfermedad controlada.
¿Cómo funciona la hipertensión?
La Dra. Martha Rangel, vocera de la Federación Mexicana de Diabetes, explicó a Infobae México en qué consiste este padecimiento:
“La hipertensión es una enfermedad en la que existe una mayor resistencia de los vasos sanguíneos. Entonces el corazón funciona como bomba y al momento de que late sale la sangre de todas las mangueras, pensando como mangueras el sistema circulatorio, pero (con la hipertensión) estas mangueras están más apretadas; entonces el esfuerzo que tiene que hacer el corazón para que la sangre pueda fluir hacia todos los tejidos del organismo pues es mayor, y esto va a hacer que el corazón -como buen músculo- vaya creciendo. Pero tiene válvulas, que en un tamaño normal del corazón tienen contacto para cerrar, pero al crecer este, las válvulas ya no cierran y ahí se generan las valvulopatías o insuficiencias cardiacas, cuando ya la sangre que sale oxigenada del corazón no es suficiente”.
Entre los factores de riesgo se encuentra la edad, ya que al pasar los 40 años, aumentan las probabilidades de adquirir el padecimiento. También el género: es más común en hombres que en mujeres. A esto se le suma la carga genética, ya que el hecho de que algún familiar directo tenga hipertensión eleva las probabilidades de tenerla.
Pero en gran parte tiene que ver con el estilo de vida de las personas. El sobrepeso u obesidad, el sedentarismo o poca actividad física, la ingesta excesiva de sal, el tabaquismo, el estrés y padecer diabetes o registrar niveles elevados de grasa en la sangre, son los principales precedentes a la hipertensión.
“La hipertensión la conocemos en el mundo de la medicina como la asesina silenciosa”, enfatizó Martha Rangel, argumentando que muchas veces las personas que padecen esta enfermedad son asintomáticos. Y no precisamente porque no presenten señales que los alerten, sino porque no prestan atención o minimizan síntomas como dolores de cabeza, en especial en la zona de la nuca; zumbido de oídos; vista borrosa o ver luces; palpitaciones; sensación de ansiedad; e incluso, hinchazón en la zona de las piernas.
La presión arterial es el principal indicador sobre la presencia de este problema. La especialista explicó que lo normal es tener menos de 120/80 en cifras de tensión arterial; mientras que en un paciente que tiene la hipertensión detectada y controlada, su meta es estar por debajo de 130/80.
No obstante, se trata de un padecimiento que, una vez diagnosticado, se tiene que tratar de por vida: “La hipertensión es una enfermedad que se puede controlar. No se cura, se controla. Muchos pacientes empiezan tratamiento y posteriormente se checan la presión y como ven que ya la tienen en el rango aceptado dejan de seguirlo, sin tomar en cuenta que si la presión está bien es precisamente por estar tomando medicamento”, enfatizó la experta.
Hipertensión + COVID-19, combinación letal
La Dra. Rangel, explicó como es que la comorbilidad de la hipertensión con el nuevo coronavirus desemboca, la mayoría de las veces, en consecuencias mortales.
“Covid es una enfermedad infecciosa aguda que se caracteriza por tener entre sus síntomas la fiebre. Cuando existe un estado febril esto produce taquicardia. El corazón tiene un ritmo de entre 60-100 latidos por minuto; eso es lo normal. Cuando hay una mayor demanda por el organismo, en este caso por la frecuencia de la fiebre, la frecuencia cardíaca tiende a aumentar. Tomando en cuenta que con la hipertensión las arterias están apretadas, el corazón tiene que hacer un mayor esfuerzo y la sangre viaja con mayor presión, lo que puede provocar un derrame cerebral".
La doctora sumó a lo anterior que las personas con hipertensión entran en un categoría que definió como “estado inflamatorio crónico”, que hace el sistema inmunológico de los pacientes disminuya y favorezca el desarrollo de un cuadro más severo del COVID-19.
Es por eso que resulta indispensable que las personas que sospechen de padecer hipertensión, ahora con más urgencia, se chequen. Y que quienes ya la tengan notificada, sigan al pie de la letra el tratamiento.
“El paciente que tiene controlado el problema de hipertensión tiene menor riesgo de desarrollar con gravedad el COVID-19. Tienen el riesgo que cualquier otra persona que no tenga ese padecimiento, siempre cuando esté bien controlada”, indicó la especialista.
Algunas de las principales recomendaciones para las personas hipertensas en tiempos del COVID-19, enlistó Martha Rangel, son:
-Medirse constantemente la presión, sobretodo al despertar y al irse a dormir.
-Disminuir el consumo de sal y de grasas.
-Llevar una dieta rica en vegetales: una persona en general debe consumir diariamente la cantidad de verdura que cabe en las dos manos abiertas.
-Mantener el control de peso.
-Procurar hacer ejercicio.
-Organizar y respetar horarios de comida y sueño.
Por último, la portavoz de la Federación Mexicana de Diabetes reiteró que las muertes por hipertensión se podrían evitar si hubieran estilos de vida saludables, control de peso, si se evitara el sedentarismo y se tuviera controlada la propia enfermedad de la hipertensión (una vez diagnosticada) o las enfermedades que van ligadas a esta, como la diabetes.
“Cuando todo esto termine, la diabetes y la hipertensión van a seguir ahí”, concluyó.
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