El Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa ordenó descongelar nueve cuentas bancarias de Alonso Ancira Elizondo, presidente de Altos Hornos de México (AHMSA), detenido en España en mayo pasado.
El Tribunal estableció que también se deben desbloquear las firmas Desarrollo Industrial Épsilon e Inmobiliaria Sofani, de las que Ancira es apoderado y que fueron bloqueadas en el mismo acto por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda.
La UIF encabezada por Santiago Nieto, solicitó el bloqueo bajo el argumento de que la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) investiga a Alonso Ancira junto al prófugo ex director de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya Austin, por un presunto delito de lavado de dinero.
La orden del desbloqueo de las cuentas bancarias de Ancira ocurre 21 días después de que el empresario promovió un amparo en contra del embargo.
De acuerdo con el Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa, los bloqueos son inconstitucionales, salvo cuando tienen como origen una resolución de un organismo internacional, como el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, o una solicitud de una autoridad extranjera reconocida en los tratados internacionales.
Ancira es investigado por la venta de la planta Agronitrogenados, que pertenecía a Altos Hornos de México, y la cual fue adquirida por Petróleos Mexicanos (Pemex) cuando Emilio Lozoya era su director. Está acusado del delito de lavado de dinero y actualmente está sujeto a un proceso de extradición.
A finales del pasado mes de julio, Ancira aseguró que es un perseguido político ya que la acusación en su contra por la presunta venta irregular de Agronitrogenados a Pemex “se va a caer”.
En entrevista con Radio Fórmula, el empresario mexicano insistió en que la venta de la planta de fertilizantes intervinieron bancos y constructoras internacionales, y que incluso le pagaron menos de lo que decían los valuadores.
De acuerdo con las investigaciones, la planta fue vendida con un sobreprecio de unos 500 millones de dólares.
Pero para Ancira, el presidente Andrés Manuel López Obrador está en un error
“Según el presidente valía 50 millones de dólares y el puro muelle valía 150. La valuación iba de los 400 a los 320 millones de dólares. Pemex todavía me debe 9 millones de dólares”, aseveró.
Un empresario polémico
Alonso Ancira Elizondo tiene una trayectoria empresarial en México que lo vincula incluso con algunos ex presidentes.
Llegó a la dirección general de Altos Hornos de México en 1991, y para 2016 fue nombrado presidente del Consejo de Administración de esta empresa siderúrgica, que es subsidiaria de Grupo Acerero del Norte, una de los más importantes en el país.
Su nombre cobró particular importancia durante la administración de Enrique Peña Nieto, pues fue en ese periodo cuando puso en marcha el proyecto El Fénix.
Ha sido uno de los empresarios más polémicos del país. Desde 1991, carga con una deuda millonaria que sigue sin liquidarse y de la que se libró por la antigua Ley de Quiebras y Suspensión de Pagos.
La mayor parte de esta deuda era por inversiones para modernizar las operaciones de Altos Hornos. Su endeudamiento con Banamex, Bank of America, Bancomer y una veintena de bancos más, lo puso en una batalla legal sin tregua que lo orilló a vivir en Israel hasta que Vicente Fox dejó la presidencia.
Para ese entonces, todos los bancos ya se habían desprendido de las deudas que les dejó AHMSA. El paso de los años le permitió regresar a México para volver a posicionarse como uno de los empresarios clave en la industria siderúrgica.
Los casos de corrupción que hoy lo persiguen se remontan a 2014, año en el que la empresa Altos Hornos realizó pagos por USD 3.7 millones a una firma offshore ligada con la constructora brasileña Odebrecht.
La empresa fantasma transfirió parte de la suma a Emilio Lozoya Austin, ex director de Petróleos Mexicanos. Bajo su dirección, Pemex destinó USD 275 millones para adquirir y rehabilitar la planta de fertilizantes de Agro Nitrogenados, propiedad de AHMSA.
La planta llevaba al menos 14 años sin funcionar cuando se hizo la compra, lo que desde un inicio se catalogó por los especialistas como un “pésimo negocio”.
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